Cerca del 30% de los hogares españoles presentan un riesgo de despilfarro medio, necesitando mejorar sus hábitos y prácticas para conseguir reducir el desperdicio en sus hogares, según una investigación del Instituto Silestone.
En concreto, se trata de un estudio de carácter observacional basado en una encuesta que arroja un Índice de Riesgo de Despilfarro Alimentario (IRDA) clasificado en nivel bajo, medio o alto. La encuesta de 15 preguntas se ha llevado cabo entre los meses de marzo y mayo de 2022 y en ella han participado 1.355 personas vinculadas a la gestión de alimentos en el hogar.
“En el ámbito doméstico, no es sencillo cuantificar el despilfarro, sin embargo es posible estimar de forma indirecta el riesgo de despilfarro del hogar a través de los hábitos de compra, manipulación y consumo que pueden predisponer al desperdicio”, explica el Instituto, que señala que, en mayor o menor medida, todos los encuestados reconocen que llevan a cabo alguna práctica para evitar el despilfarro de alimentos en el hogar.
En este sentido, los datos finales de la encuesta se reparten entre el Índice de Riesgo de Despilfarro Alimentario (IRDA) de nivel medio y de nivel bajo. Así, el 70% de los que respondieron a la encuesta tienen un riesgo bajo de despilfarrro, llevando a cabo acciones para evitar el despilfarro de forma regular. Entre éstos, un 49% reconoce que cocina siempre recetas de aprovechamiento, representando un porcentaje cinco veces mayor que los que tienen un riesgo de despilfarro medio (9,8%).
Por su parte, las personas del grupo con riesgo medio de despilfarro son doce veces más propensas a tirar alimentos sobrantes a la basura (14,5%) que las del grupo con un despilfarro de nivel bajo (1,2%).
Por último, el trabajo destaca que un 20% de los encuestados reconoce no diferenciar claramente entre fecha de caducidad y de consumo preferente y señala que algunos factores que pueden influir en el despilfarro de alimentos en el hogar son difíciles de cambiar (como el lugar de compra o la frecuencia de la misma, etc). Sin embargo es posible influir en la reducción del desperdicio dedicando esfuerzos a la formación, la concienciación y la información, añade.