Según las últimas estadísticas proporcionadas por la propuesta de directiva que busca modificar la directiva 2008/98CE sobre residuos, más del 50% de los residuos alimentarios provienen de los hogares. Esta preocupante cifra supera significativamente a otros sectores, como la transformación y la fabricación de alimentos, que representan el 20% de la generación de estos residuos.
Los residuos alimentarios comprenden tanto alimentos desechados como las partes no comestibles, como huesos o partes duras de frutas y verduras. Estos residuos se producen en todas las etapas de la cadena alimentaria, desde la producción en las granjas hasta el consumo final. Sin embargo, es en el ámbito del consumo donde se concentra la mayor parte de este desperdicio, lo que ha llevado a la Comisión Europea a enfocar sus esfuerzos en programas de prevención del derroche de alimentos en esta área.
De acuerdo con los datos recopilados por Eurostat en el primer seguimiento a nivel de la Unión Europea del desperdicio de alimentos utilizando una metodología común, se estima que el 53% de los residuos alimentarios en la UE se generan en los hogares, mientras que el 7% proviene del comercio mayorista y minorista, y el 9% se origina en restaurantes y servicios de restauración. Otros sectores, como la producción primaria (11%) y la transformación y fabricación de alimentos (20%), también contribuyen al desperdicio de alimentos en la Unión Europea.
El impacto del desperdicio de alimentos va más allá de la pérdida de recursos, ya que tiene graves implicaciones económicas, sociales y medioambientales. Cada año, en la UE, se generan aproximadamente 89 millones de toneladas de residuos alimentarios, lo que se traduce en una pérdida estimada de 132.000 millones de euros.
En respuesta a esta problemática, la Comisión Europea ha propuesto que los Estados miembros reduzcan el desperdicio de alimentos en un 30% per cápita en la venta al por menor y el consumo (hogares, restaurantes y servicios de restauración) para el año 2030. Además, se busca una disminución del 10% en la transformación y fabricación de alimentos. Esta propuesta, presentada en julio, deberá ser debatida en el Parlamento Europeo y el Consejo en el marco del procedimiento legislativo ordinario.
La UE se ha comprometido a alcanzar la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que consiste en reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per cápita en la venta al por menor y a nivel de los consumidores para 2030, al tiempo que se busca reducir las pérdidas de alimentos en toda la cadena de producción y suministro de alimentos. Este es un desafío fundamental para avanzar hacia la sostenibilidad y la reducción del impacto ambiental de la producción y el consumo de alimentos en Europa.