España ha vendido en los primeros seis meses de 2019 un total de 1.070 millones de litros de vino, es decir, 74 millones más que en el mismo periodo del año anterior, lo que supone un crecimiento del 7%.
Esta evolución es una “consecuencia lógica de la mayor cosecha del 2018 y del esfuerzo comercializador de nuestras marcas”, aseguran desde el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv).
Sin embargo, un mercado mundial relativamente estable, en el que alguno de los principales clientes de España, como Italia, muestran poco apetito por el vino español, al disponer también ellos de mayores producciones propias, ha generado que la demanda no haya crecido al ritmo que exigía la mayor oferta disponible.
La disminución del precio medio del vino español en un 15% en este periodo, fruto también de la mayor cosecha del año anterior, acompaña ese crecimiento del volumen pero no impide una cierta disminución de la facturación, hasta situarse en los 1.290 millones de euros.
Por tipos de vinos, los de indicación geográfica y los varietales aumentan un 17% y 28% respectivamente, siendo especialmente destacable el crecimiento de estos últimos pese a aumentar también su precio un 2%.
Con crecimiento relativo algo menor, del 13%, los vinos a granel son los que más aumentaron sus ventas en litros, mientras los vinos con denominación de origen pierden ligeramente y suben, pero más suavemente, las exportaciones de vinos espumosos.
En este periodo, las exportaciones españolas de vino varían de muy diferente forma según los mercados. Crecen extraordinariamente en Rusia (141%) y en Portugal (72%) y de forma también importante en Japón (25%), Canadá y Dinamarca (sobre el 17%).
Más suavemente pero también en positivo se presentan las exportaciones de vinos españoles en mercados importantes como Reino Unido y Estados Unidos, donde crecen en ambos casos un 1,2% durante el semestre o, algo mejor, en Países Bajos, Suiza, México o Noruega.
Subidas, todas ellas, que compensan en volumen las pérdidas de ventas que se producen en los principales mercados incluyendo Francia, Alemania y, sobre todo, Italia, donde el vino español pierde un 32% y baja de 143 a 98 millones de litros en seis meses, deshaciendo así el fuerte crecimiento del año anterior cuando su cosecha del 2017 también mermó considerablemente y tuvo mayor necesidad del vino español.