La inflación se ha convertido en un problema de primer orden, que afecta ya de forma muy negativa a las previsiones de inversión y empleo de las empresas y, en especial, a la capacidad de compra los hogares. Por ello, la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged) ha lanzado un nuevo Barómetro #Topcommerce, con la colaboración de siete economistas y expertos empresariales, para contribuir al debate en torno a las medidas para aliviar el fuerte impacto de la inflación sobre los costes y márgenes de las empresas.
Gregorio Izquierdo (IEE), Juan Pablo Riesgo (EY), María Jesús Fernández (Funcas), Mario Cantalapiedra (Deusto Business School), Alicia Coronil (Singular Bank), Fernando Castelló (ESIC) y Transy Rodríguez (EY) y Javier Millán-Astray, vicepresidente ejecutivo de Anged, desgranan medidas concretas centradas principalmente en cuatro bloques: impuestos, políticas oferta, ayudas temporales y pacto de rentas.
Javier Millán-Astray recuerda que “la situación internacional por la guerra en Ucrania y la crisis energética obliga a redefinir de forma inmediata la estrategia de las empresas, en un escenario muy duro. Este esfuerzo del sector privado tendría que ir acompañado de medidas que ayuden a reducir los costes y que flexibilicen el margen de actuación, si no queremos abocar al colapso de muchas de empresas”.
En su opinión, “mientras dure esta coyuntura se debería adoptar medidas en dos frentes. Por un lado, realizar una profunda revisión de aquellas normas vigentes o previstas que representen un incremento adicional de los costes de las empresas. Por otro lado, dotar a las empresas de un marco de flexibilidad imprescindible para cumplir los objetivos y ajustarse a las nuevas condiciones del entorno económico”.
Por su parte, Gregorio Izquierdo señala que “la mejor solución pasa por abordar una rebaja de los impuestos que soportan las empresas, así como planes liberalizadores, lo que permitiría evitar un deterioro mayor de los márgenes empresariales, así como sostener la actividad y el empleo. Nunca es tarde para abordar las reformas estructurales necesarias para mejorar nuestra competitividad, productividad y crecimiento potencial, entre las que destacan la mejora de la eficiencia del gasto público como medida clave”.
En opinión de Alicia Coronil, “sería oportuno reducir la presión fiscal a las empresas, teniendo en cuenta que predominan las pymes. En concreto, debería reducirse el Impuesto de Sociedades, a un tipo del 20%, y las cotizaciones sociales a cargo de la empresa, para que puedan contrarrestar el alza de los costes de producción y evitar efectos de 2ª ronda. “La rebaja de la presión fiscal a las empresas debería ir unida de una mayor eficiencia del gasto público, reducción de la carga burocrática y diseño de políticas de oferta destinadas a impulsar el crecimiento y la productividad de nuestras empresas”.
“Nuevas deducciones en el Impuesto de Sociedades, con Cargo al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, por inversiones que mejoren la eficiencia de los procesos, que liberen recursos a las empresas y les dé más margen para evitar trasladar a precios el impacto de los sobrecostes de producción”, añade Juan Pablo Riesgo.
Para María Jesús Fernández, “la única medida realmente potente que está en manos del Gobierno sería modificar el funcionamiento del mercado mayorista eléctrico, con el fin de abaratar el precio de la electricidad. En un pacto de rentas deberían estar incluidas las pensiones, para distribuir el impacto del coste entre todos los agentes”.
Y Mario Cantalapiedra afirma que “deberían arbitrarse mecanismos de subsidio en los consumos energéticos y de combustible de las empresas en función de la intensidad con la que recurran a estas materias primas. Recomiendo llevar un control exhaustivo de costes, gestionar los riesgos de crédito comercial y replantear la estrategia comercial, tratando de diversificar la venta hacia clientes que proporcionen márgenes más elevados”.
En opinión de Fernando Castelló, «serían adecuados instrumentos de transferencias para los colectivos de empresas y familias más afectados por la coyuntura. Una potencial rebaja de impuestos debería ser temporal y tremendamente selectiva. Para el comercio es fundamental superar el enfoque coyuntural y adoptar una perspectiva a largo plazo que permita mejorar la productividad, junto a la transición energética, algo que a medio-largo plazo hará posible la recuperación de márgenes”.
Por último, Transy Rodríguez señala que “reducir los impuestos al consumo y la energía. Fomentar la competencia. Mejorar infraestructuras que optimicen las cadenas de producción. Fomentar las importaciones de materias primas e inputs industriales reduciendo aranceles y cuotas. Optimizar la regulación laboral. Definir políticas de rentas adecuadas a la situación. Las empresas deben continuar con mejoras de la competitividad, búsqueda de nuevos mercados, alianzas estratégicas y la consecución de ahorros que contrarresten la caída de márgenes a través de la automatización y digitalización”.