Una investigación denominada “De las colmenas” y coordinada a nivel europeo ha revelado que hasta el 46% de la miel importada por países de la Unión Europea podría estar adulterada.
La acción fue iniciada y coordinada por la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria (DG SANTE) de la Comisión Europea e implementada por los miembros de la Red de Fraude Alimentario de la UE que recibieron la asistencia técnica del Centro Común de Investigación (JRC) y la investigación apoyo de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF).
En concreto, se tomaron muestras aleatorias de un total de 320 envíos de miel, importados de 20 países, entre noviembre de 2021 y febrero de 2022 y se enviaron al JRC para su análisis, que identificó que 147 muestras (el 46%) eran sospechosas de estar adulteradas, lo que significa que no cumplían con la disposición general de la Directiva sobre la miel de la UE. Ésta requiere que “a la miel no se le debe agregar ningún ingrediente alimentario, incluidos los aditivos alimentarios, ni se le debe agregar ninguna otra cosa que no sea miel”.
El JRC aplicó un nuevo conjunto de métodos de prueba avanzados que puede detectar miel adulterada con otras sustancias como azúcar, remolacha azucarera, almidón, caña de azúcar o trigo.
La importante diferencia de precio entre la miel auténtica y los jarabes de azúcar explica por qué el fraude en la miel es altamente rentable. Las cifras hablan por sí solas: el valor unitario medio de la UE para la miel importada fue de 2,32 euros/kg en 2021, mientras que los jarabes de azúcar elaborados con arroz están disponibles a alrededor de 0,40-0,60 euros/kg.
Además, la dificultad para detectar la extensión de miel con almíbar hace que el sector de la miel sea aún más atractivo para los estafadores, señala la Comisión Europea, que explica que, aunque la adulteración de la miel puede no representar una amenaza directa para la salud pública, sigue siendo una práctica injusta tanto para los productores como para los consumidores de miel honestos.