En lo que llevamos de año, y muy especialmente durante el mes de febrero, el consumo de sopa se ha disparado como principal solución para combatir las bajas temperaturas que se registraron en todo el país. Así lo reflejó la demanda del mercado caldos que, durante los dos primeros meses del año experimentó un crecimiento del 6%.
“Este porcentaje tendrá seguramente su efecto sobre la evolución del consumo de sopa per cápita que, durante la última década, se ha mantenido en parámetros estables que oscilan entre los 0,18 y los 0,21 litros por persona y año”, señala Gallo, que recuerda que, en España, este alimento se toma al menos dos veces por semana, preferiblemente por la noche.
Y es que la sopa es un alimento que ha formado parte de la dieta mediterránea desde tiempos inmemoriales. El arte de sumergir vegetales y carne en el agua, cociéndose a fuego lento, se ha convertido en nuestro país en un elemento central de la gastronomía que ha evolucionado a lo largo de los años gracias a sus valores alimenticios y nutricionales, así como a su versatilidad para adaptarse a la disponibilidad de materias primas de cada territorio.
Se trata, además de un alimento rico en nutrientes esenciales, como proteínas, vitaminas, minerales y fibra. Asimismo, es una opción saludable y saciante que puede ayudar a controlar el apetito y mantener una dieta equilibrada. También puede ser una buena opción para personas con problemas digestivos, ya que su textura líquida facilita la digestión. Entre los beneficios del consumo de sopa se incluyen la hidratación del cuerpo, la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, la mejora de la digestión y el sistema inmunológico, y la ayuda en la pérdida de peso, ya que es baja en calorías y rica en fibra. Además, puede ser una opción muy económica y fácil de preparar para cualquier tipo de persona, ya que se puede cocinar en grandes cantidades y guardar para consumir durante varios días.
Con la finalidad de llevar los beneficios del consumo habitual de una buena sopa y contribuir el objetivo de hacer crecer su media de consumo en los hogares españoles, Grupo Gallo ha invertido cerca de 15 millones de euros para poner en marcha una planta industrial para la elaboración de diferentes variedades de caldo natural. La marca llega al mercado de los caldos de forma natural, con un producto honesto que va a subir el listón en toda la categoría. Muestra de esa autenticidad es la gelatinización del caldo en la nevera del mismo modo que lo hace un caldo elaborado en casa.