Tras cuatro años de trabajo con sus proveedores, la cadena Eroski ha eliminado la grasa de palma de todos sus productos de marca propia, reforzando su compromiso con un modelo de alimentación saludable y equilibrado.
De este modo, culmina la reformulación de 308 productos de 43 fabricantes para eliminar la grasa de palma de sus ingredientes, avanzando en los 10 Compromisos por la salud y la sostenibilidad que la cooperativa incorporó a su gestión en el año 2018.
“La grasa de palma contiene un elevado contenido en grasas saturadas cuyo consumo continuado o en exceso puede aumentar los niveles de colesterol sanguíneo y está relacionado también con las enfermedades cardiovasculares. El objetivo de facilitar una alimentación saludable nos exige buscar alternativas más saludables que mejoren la calidad nutricional de nuestros productos”, señala el director de Salud y Sostenibilidad de Eroski, Alejandro Martínez Berriochoa.
Para la mayoría de los productos reformulados, la cadena ha elegido el aceite de girasol alto oleico como sustituto porque aporta una esponjosidad y textura muy similar al de palma, reduciendo la cantidad de grasa saturada hasta en un 80% o un 55% en el caso de algunas referencias de galletas y cereales.
“Para sustituirla, hemos trabajado de forma conjunta con todos los fabricantes que elaboran nuestros productos y con los proveedores que aportan las materias primas para las cremas, margarinas, hojaldres, natas o coberturas de chocolate. En total, más de un centenar de personas han sumado esfuerzos en este proyecto que, de manera pionera, hemos culminado con éxito”, apunta Martínez Berriochoa.
“El gran reto ha sido lograr productos igual de jugosos, esponjosos y tiernos, pero más saludables. A lo largo de todo este tiempo hemos hecho innumerables pruebas con varias grasas e ingredientes en distintas proporciones a través de ensayos y rigurosas catas. Un intenso trabajo, realizado codo con codo por los técnicos de Eroski y los equipos de I+D, Calidad y Producción de nuestros proveedores”, añade el director de Salud y Sostenibilidad de la cadena.
El último de los retos consistía en hacerlo siendo capaces, además, de obtener un buen precio, accesible a los consumidores, a través de la marca propia. “Damos las gracias a nuestros proveedores por su apuesta. El aceite de palma destaca por su bajo coste, y, por tanto, la sustitución por otras grasas alternativas ha sido posible gracias a la optimización de procesos e impulso de la compra conjunta de materias primas para reducir el coste”, admite Martínez Berriochoa.