La calidad (57%) se ha convertido en el principal factor determinante a la hora de elegir un establecimiento de alimentación, superando por primera vez a la cercanía, elegida por el 51% de los españoles y por delante también del precio (44%), según la Encuesta Sobre Hábitos de Consumo 2020 de la Mesa de Participación Asociaciones de Consumidores (MPAC).
Los resultados de este trabajo se han presentado este jueves en una jornada organizada por la MPAC en la sede de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y que ha podido seguirse también vía streaming.
En él, se muestra un perfil del consumidor más exigente que en años anteriores en cuanto a la elección de establecimiento de confianza. Y es que, seguramente debido a la crisis sanitaria, el consumidor prima ahora la seguridad sobre el resto de factores, equiparando ésta a la calidad.
Por tipos de establecimiento, los españoles siguen eligiendo el supermercado (64%), por delante del hipermercado (16%), del pequeño comercio o tienda especializada (14%) y del mercado (4%).
En cuanto al canal online, se ha detectado un incremento de más de tres puntos en este tipo de compra, impulsada por el periodo de confinamiento durante el cual un 8,3% indicaba su uso. Y parece que esta tendencia va a proseguir ya que, de acuerdo con este estudio, en el que han participado 3.500 familias de todo el territorio nacional, algunos de estos hábitos adquiridos en la fase de reclusión obligatoria han llegado para quedarse.
Así, además del aumento del uso de Internet para comprar, un 12% más de encuestados dice aprovechar más la comida y, en la misma medida, se reduce la proporción de consumidores que busca las ofertas.
Tan solo un 14% ha rebajado su gasto en alimentación, dos puntos menos que el año pasado, y el 19% (un 2% más que en 2019) diversifica más su compra por motivos económicos. Además, desde el confinamiento un 34% de los españoles asegura que ahora planifica más sus compras y un 31% señala que ha reducido la frecuencia de las mismas.
En sintonía con la tendencia observada desde la irrupción de la pandemia, aumenta seis puntos el porcentaje de encuestados que asegura no comer o cenar fuera de casa ni una vez a la semana, del 35% al 41%. Cabe destacar que 2020 es el año, de los últimos cuatro, en que menos familias indican comer o cenar fuera del hogar.
El etiquetado como fuente de información
Algo más de la mitad de los encuestados se sienten desinformados en materia de alimentación y gran consumo a pesar de que las fuentes de consulta se diversifican. La principal (53%, mientras en 2017 era del 71%) sigue siendo la etiqueta del producto, e Internet crece como segunda vía (20%). En este apartado existen grandes diferencias con respecto a los años anteriores. Así, disminuye por debajo de niveles de 2016 el porcentaje de consumidores que buscan información en las etiquetas y crece de nuevo, considerablemente, el de los que no buscan información (13%).
Del contenido de la etiqueta, crece sobre todo el interés por el lugar de origen del producto, pero se reduce el porcentaje de encuestados que tiene en cuenta la fecha de caducidad. En la misma línea, y aunque aumentan los que aseguran conocer la diferencia entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente (78% vs 72% en 2019), aumentan los que confiesan consumir productos pasada su fecha de caducidad (60).
Se aprecia asimismo un leve cambio en los hábitos alimentarios. Aumenta la frecuencia de consumo tanto de verduras como de frutas y legumbres respecto al año pasado. Asimismo, en esta reciente toma del pulso del perfil del consumidor, se consolida la preferencia de los consumidores por los productos frescos, pero mientras la carne y pescado fresco mantienen su porcentaje respecto a años anteriores, el pescado congelado aumenta casi un punto, en la misma medida en que desciende el consumo de pescado en conserva.
En cuanto al consumo de productos ecológicos, un 37% asegura no comprarlos por su alto precio, mientras que un 18% afirma que desconoce la diferencia con los productos convencionales.
Por otro lado, aunque la valoración de los alimentos que contienen alegaciones nutricionales (bajo en sal, light, sin azúcares, etc.) es positiva, el porcentaje baja del 67% en 2019 al 52% en 2020. Un 23% los rechaza por falta de credibilidad de los mensajes que los publicitan, dos puntos más que el año pasado.
Asimismo, el 25% de los consumidores elige productos libres de alérgenos por cuestiones de salud o por considerarlos más sanos. El factor precio gana peso en la decisión de compra y aumenta en un punto (del 5% al 6%). Un dato llamativo es que, si bien solo el 12% de los encuestados adquiere estos productos porque padecen alergias, otro 13% los compra creyendo que son más sanos a pesar de no tener ningún tipo de alergia ni intolerancia alimentaria.
Valoración positiva de la RSE y ética de las empresas
Por segundo año, la Encuesta de la MPAC ha abordado de manera concreta el tema de la Responsabilidad Social Empresarial y Ética de las empresas. Los resultados arrojan un 7% más de encuestados que, a la hora de comprar un alimento, valora positivamente este factor (un 59% frente al 52% de 2019). En sentido contrario, el 19% de las personas encuestadas no lo valora y un 22% no sabe o no contesta.
En esta línea, la Encuesta de la MPAC pone de manifiesto que continúa en aumento la preocupación de los consumidores por el desperdicio de alimentos. Un 93% de los encuestados piensa que es un problema importante y más de la mitad opina que la responsabilidad es compartida por toda la sociedad y todos los agentes de la cadena. Además, crece hasta un 31% el porcentaje que considera que la mayor parte de culpa la tiene el propio consumidor. Una corresponsabilidad que ha ido en claro aumento ya que, en 2016, ese porcentaje era del 15%.