La cereza del Valle del Jerte, uno de los frutos con más propiedades naturales cultivados en España, ya está en los mercados. Así comienza la temporada de las únicas cerezas que se pueden consumir con la máxima calidad garantizada.
Las cerezas del Jerte son fácilmente reconocibles, además de por su contraetiqueta, por su menor tamaño, su textura crujiente y porque son más dulces y sabrosas gracias a que maduran durante más tiempo en el árbol al sol.
La contraetiqueta que acompaña siempre a las cerezas y picotas del Jerte avala su procedencia de la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte, pero también garantiza que cada cereza ha sido seleccionada una a una a pie de árbol y merece la pena recordar que sólo las mejores son identificadas con esta etiqueta.
Gracias al cultivo tradicional y natural que se lleva a cabo en el Valle del Jerte se multiplican sus propiedades y beneficios convirtiéndose en una importante fuente de salud, además por supuesto de ser un placer para el paladar. Cada cereza contiene 8 vitaminas, potasio, calcio, sodio, magnesio y melatonina, por lo que la cereza del Jerte es diurética, saciante y antioxidante, frena el envejecimiento y favorece la eliminación de toxinas, entre muchos otros beneficios que lo confirman como una fruta esencial y eficaz para a estar sanos a cualquier edad.
Su menor calibre, su calidad y su gama de colores desde el rojo al púrpura indican que su textura y sabor marcan la diferencia. Sin lugar a dudas son “el imprescindible” de la temporada que nos lleva a disfrutar de un sabor inigualable a la vez que cuidamos nuestro organismo.
La picota es originaria del Valle del Jerte y una cereza de máxima calidad que madura durante más tiempo en el árbol por lo que es la variedad más dulce, la más tardía y es la única que se desprende del árbol sin el rabito o pedúnculo. Por ello aún tardará unas semanas en llegar, pero siempre identificada con la contraetiqueta.