Cada vez más, las mujeres participan en la elección y compra del vino, consumen más esta bebida y se integran en los diferentes procesos de elaboración y venta del producto. Y, en consecuencia, cada vez más el sector dirige su lupa a este sector de población en sus estrategias comerciales.
La periodista especializada en vinos y gastronomía de Punto Radio, Mar Romero ilustró en la segunda jornada del VII Foro Mundial del Vino uno de los perfiles más investigados por bodegueros, enólogos y profesionales del marketing, a partir de un estudio elaborado sobre los hábitos de consumo del vino en la mujer española.
En España la mujer es quien decide la compra del 45% del vino vendido y que lo adquiere especialmente en supermercados (en este caso, sube hasta el 57%) y en menor medida en tiendas especializadas. Las motivaciones que llevan a decidir la compra de un vino son diferentes en función del género: las mujeres, se interesan más por la elección de varietales; los hombres, se guían más por las marcas y los precios.
Otro tópico roto por la investigación es el de que las mujeres prefieren vinos más ligeros. Entre las consumidoras de vino, la bebida más apreciada es el vino tinto, seguido de la cerveza y el rosado. En cuanto a la frecuencia en el consumo de vino, las encuestadas consumidoras se inclinan de forma mayoritaria por una o dos veces a la semana (43%) mientras que quienes aseguran consumirlo a diario alcanzan un 27%.
Más del 90%, lo consumen en las comidas fuera de casa y ligeramente en menor medida en comidas dentro de casa. Otro momento buscado es el del aperitivo; en torno al 45% fuera de casa y en torno al 30% tomado en el propio domicilio. Un dato significativo es que un 25% de las mujeres acostumbran a tomarlo con amigos por la tarde, mientras que en menor medida se consume cuando se está sola en un momento tranquilo e incluso mientras se cocina.
Las mujeres consumidoras aprecian del vino mayoritariamente que es una bebida con propiedades saludables y de tradición cultural. Cuatro de cada diez afirman sin dudarlo que se come mejor con vino y un 40% conocen diferentes variedades de uva. Las encuestadas con opiniones menos favorables hacia el vino le achacan que es una bebida que tiene mucho alcohol y que es menos refrescante que otras.
En función de su actitud hacia el consumo de vino, la investigación define seis perfiles diferentes. El más numeroso (el 24%), la consumidora ‘curiosa’, exquisita en sus gustos, que le gusta probar vinos diferentes, lo toma con una cierta frecuencia y tiene un razonable poder adquisitivo. A poca distancia, le sigue la ‘tradicional’ (22%), en su mayor parte mayores de 50 años, también consumidora frecuente y que suele tener sus preferencias más definidas. El tercer perfil, la ‘ligera’ (17%) que toma el vino ocasionalmente con un consumo y gasto menor. La consumidora ‘entusiasta’ incluye al 15% de las encuestadas, con un consumo habitual que incluye a todo tipo de vinos aunque suele preferir tintos y blancos. Los dos perfiles minoritarios son la consumidora ‘joven’ (11%), con un consumo de 1 o 2 veces a la semana y con una actitud abierta al gasto si es preciso, y la ‘indiferente’ (11%).