El desperdicio de alimentos tiene un gran impacto sobre el medioambiente, por lo que Aecoc trabaja desde 2012 en el proyecto “La alimentación no tiene desperdicio” en el que participan más de 470 compañías que ya han logrado reducir hasta un 0,7% la cantidad de producto desperdiciado; un porcentaje que, al inicio del proyecto, se situaba en el 1,7%.
Así lo ha revelado este miércoles la Asociación de Empresas del Gran Consumo con motivo de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, destacando que “cuando se desperdician alimentos, también se despilfarra toda la energía y el agua que se requieren para cultivarlos, cosecharlos, transportarlos y empaquetarlos”. De hecho, según datos de FAO, a nivel mundial la huella de carbono fruto del despilfarro de alimentos produce hasta 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero anualmente (GEI).
Otro de los impactos medioambientales que lleva consigo el desperdicio de alimentos es la gran pérdida de agua dulce, un recurso escaso. Según varios investigadores, el derroche de comida junto con los productos que caducan y los que se estropean antes de consumirlos, alcanzan casi los 2.100 hectómetros cúbicos para toda España, lo que equivale al derroche de una bañera grande llena de agua cada día.
Según datos de la Comisión Europea, el 42% del desperdicio total que se registra en la cadena de valor se generan en los hogares, el 39% en fabricación y producción de alimentos, el 14% en la hostelería y, por último, el 5% restante en la distribución. “Por ello, es imprescindible sumar esfuerzos desde todos los eslabones de la cadena de valor para reducir el desperdicio de alimentos y dotar al consumidor de herramientas para reaprovecharlos y alargar su vida útil”, señala Aecoc.