El pleno del Parlamento Europeo respaldó este jueves un plan de gestión y conservación pesquera en las aguas del Mediterráneo Occidental centrado en las especies demersales. El nuevo plan plurianual, que cubre especies como la gamba y la cigala, pretende hacer compatible la explotación de los caladeros y el respeto a su capacidad reproductiva.
Sus resultados deberán evaluarse tras cinco años y, a partir de entonces, cada tres años. El texto, que ya había sido acordado con el Consejo de Ministros, fue aprobado con 461 votos a favor, 62 en contra y 101 abstenciones.
En el primer año de aplicación (2020), el esfuerzo pesquero máximo deberá reducirse un 10% respecto al número de días autorizados entre 2012 y 2017. Los cuatro años siguientes el esfuerzo pesquero máximo tendrá que recortarse un 30%.
El texto pide una revisión del Fondo marítimo y pesquero europeo para permitir que las flotas cubiertas por esta normativa puedan pedir compensación en caso de interrupción permanente de su actividad.
Las nuevas reglas se aplicarán tanto a la pesca comercial como recreativa y también a las capturas accidentales; impulsarán regímenes de cogestión de la pesca entre los Estados miembros, las pesquerías locales y otras partes interesadas; facilitarán el cumplimiento de la obligación de desembarco; limitarán la pesca recreativa cuando su impacto sobre la mortalidad marina sea demasiado elevado, y limitarán la pesca a un máximo de 15 horas por jornada (18 horas si se cuenta el tiempo de tránsito entre el puerto y el caladero).
Asimismo, los eurodiputados aprobaron la prohibición del uso de redes de arrastre a menos de seis millas náuticas de la costa, excepto en áreas con más de 100 metros de isóbata, durante tres meses al año. Cada país determinará los tres meses de cierre anual, a partir de la información científica disponible, para asegurar una reducción de al menos el 20% de las capturas de juveniles de merluza.