El sector de alimentación y bebidas ha registrado en 2017 un aumento de la producción del 0,8%, hasta alcanzar los 89.885 millones de euros, cifra que permite confirmar la recuperación del sector superando niveles de producción real anteriores a la crisis, según el último informe de Mercasa.
Asimismo, a lo largo de 2017, las entradas de pedidos han ido perfilando un crecimiento de la actividad muy significativo con un avance anual que ya superan ascensos acumulados de la actividad del 24% con relación al año 2010. En cuanto a la producción nominal, en 2017 ascendió a 102.313 millones de euros, lo que supone un incremento del 2,9% respecto a 2016.
El subsector más importante en la industria de alimentación y bebidas es la industria cárnica, que representa el 23,0%, seguido por la fabricación de bebidas (14,2%), aceites y grasas (11,2%), comidas para animales (9,1%) y productos lácteos (7,8%). Estos cinco sectores suponen casi dos terceras partes de la producción total (su aportación conjunta asciende a 66.771 millones de euros).
Respecto al año anterior, han aumentado su actividad los diez sectores considerados. El incremento más notable se produce en frutas y hortalizas (5,5%), en panadería (4,8%), molinería (4,7%) y otros productos (4,0%). La subida de precios que ha experimentado la industria de la alimentación durante el año 2017 (1,3%) contrasta con la evolución del conjunto del sector industrial (7,5%).
En el caso de la fabricación de bebidas, se ha producido una variación en el índice de precios también del 1,3%. Por su parte, el IPC de alimentos y bebidas no alcohólicas se ha elevado un 1,7%, una subida similar a la del conjunto de la economía. Esta estabilidad se explica tanto por la ligera elevación en los precios de los alimentos elaborados (0,9%) como en las bebidas alcohólicas (0,7%). Las empresas de la industria de alimentación y fabricación de bebidas en España suponen el 17,9% del total de empresas de la industria manufacturera.
En el sector agroalimentario, las empresas activas registradas en 2017 suman un total de 29.018 empresas, el ejercicio se cierra en positivo con la incorporación de 980 empresas vinculadas a la producción de alimentos y bebidas. Al mismo tiempo, en este sector se mantiene la notable dualidad y atomización empresarial puesto que las microempresas (de 1 a 9 asalariados) alcanzan más del 54% del total mientras que las grandes empresas (más de 250 asalariados) no llegan ni al 1%.
Frente a la pérdida de 10 empresas de más de 500 empleados en el conjunto de la industria española, el sector alimentario avanza y protagoniza cuatros nuevas incorporaciones y, por tanto, el 23,8% de las grandes empresas industriales del país se ubiquen en este sector, un porcentaje que tan solo un año antes se establecía en un 21,5%.
Desde la perspectiva sectorial, las empresas dedicadas a la transformación de pescados son las únicas que disminuyen (-1,6%). Por el contrario, las empresas de lácteos (5,3%), panadería (5,3%), aceites (4,9%) y otros productos (7,0%) han aumentado.
El sector industrial de alimentación y bebidas ocupa en 2017 a casi 429.900 personas sumando, según las estimaciones de FIAB, a un 2,1% más de ocupados a tiempo completo durante el último ejercicio. La trayectoria del volumen de ocupados en el sector de alimentación y bebidas ha sido positivo aunque ha perdido representatividad en el sector industrial y en el conjunto de la economía (supone un 18,7% y un 2,4%, respectivamente).
En 2017 la creación de empleo se generaliza, aunque es el sector de la alimentación el que registra una tasa de crecimiento del empleo más elevada (ya representa el 88,5% del total de trabajadores). El buen comportamiento en el mercado laboral se traduce en un creciente peso del sector de alimentación y bebidas en la industria (representa más de un quinto, 20,9%).
El análisis sectorial indica que la industria cárnica emplea algo más de 80.060 personas, lo que supone un 18,6% del total del empleo en el sector y, junto a panadería y pastas alimenticias, representan el 37,3%. El siguiente en importancia es la fabricación de bebidas con 49.778 empleos (11,6%). A continuación, la preparación y conservación de frutas y hortalizas con 33.211 empleos (7,7% de participación); además, los productos lácteos también superan el 5% del empleo en el sector de la alimentación. La calidad, la innovación, el desarrollo de nuevas tecnologías y su aplicación, tanto a procesos como a productos, son las claves del éxito en el comercio exterior para la industria agroalimentaria.
Vocación exportadora
En este sentido, el sector de la alimentación y las bebidas ha estado tradicionalmente orientado al mercado exterior, como así lo demuestran sus elevados índices de apertura en términos de exportaciones.
En 2017, las exportaciones de alimentos y bebidas se situaban en 30.650 millones de euros (el 12,4% de las exportaciones de bienes del país), un 9,0% por encima del valor exportado en 2016. Para este mismo ejercicio, las importaciones españolas de productos de la alimentación y bebidas concentran cerca del 7% del total de importaciones de bienes de la economía (ascienden a 22.441 millones de euros, un 9,2% superior a 2016).
Como resultado, en 2017, el superávit comercial ha alcanzado un valor de 8.209 millones de euros (un 8,6% superior al del año 2016). Los principales mercados de destino de las exportaciones españolas de alimentos y bebidas son europeos y, fuera de la Unión Europea, destacan Estados Unidos (5,6%), China (4,0%) y Japón (2,7%). En definitiva, la industria alimentaria española se presenta en 2017 como una de las más dinámicas, con perfiles que superan a los valores medios del conjunto de la UE-28. Los esfuerzos en I+D+i de la industria alimentaria siguen siendo significativos durante los últimos años. En este sector, el porcentaje de gastos en actividades innovadoras sobre su cifra de negocios, alcanza el 1,0%.
Con independencia del tamaño empresarial, el número de empresas alimentarias que realizan actividades de I+D ha seguido aumentando, pasando de representar un 50% del total a cerca del 63%, en tan solo 9 años La evolución reciente del número de empresas que realizan actividades de innovación mantiene las actuaciones internas como prioritarias. En cuanto al I+D externo (5,6% de los gastos efectuados), la adquisición de maquinaria, equipos, hardware y software consume la mayor parte del esfuerzo innovador.