Tras las persistentes lluvias de las últimas semanas, el tiempo ha permitido entrar en las fincas para conocer el estado real en que se encuentra el arbolado, las cosechas, los cultivos, el ganado y las infraestructuras de las explotaciones agrarias andaluzas. Los daños a las producciones agrarias han sido muy importantes, especialmente en aquellos cultivos que se encuentran en plena recolección como son el olivar, los cítricos, las hortalizas de invierno y las fresas.
Asaja-Andalucía estima las pérdidas por los daños en los cultivos en 930 millones de euros: 390 millones de euros en los hortícolas de invernadero, 385 millones perdidos en el olivar de molino, 60 millones de euros en cítricos, 60 millones de euros en fresas y frambuesas, 18 millones en hortícolas al aire libre, 15 millones de euros en otros cultivos y dos millones de euros de pérdidas en la remolacha.
Andalucía ha vivido el mes de diciembre más lluvioso de los últimos 50 años, dejando en menos de un mes el agua que cae habitualmente a lo largo de todo el año. Así, tanto las infraestructuras rurales y agrarias como prácticamente todos los sectores agrícolas han sufrido pérdidas a consecuencia del temporal.
Esta ingente cantidad de agua ha permitido que se recarguen los acuíferos y se recuperen los embalses, que están hoy al 77% de su capacidad, lo que sin duda asegurará el suministro para dos campañas de riego, si bien la escasa capacidad de alguna de estas infraestructuras y la tardanza en la finalización de las obras pendientes y en la construcción de nuevos embalses ha impedido que pudieran almacenarse miles de hectómetros cúbicos, casi 3.000 en el caso de la cuenca del Guadalquivir en tan sólo un mes, que no sólo se han ido al mar, sino que además, en su camino, han provocado cuantiosos destrozos en infraestructuras urbanas y rurales, anegando campos, cultivos y barrios de algunas poblaciones.
Todo esto se “hubiera evitado si desde la Administración nacional y la Administración regional se hubiera invertido en incrementar la oferta de agua, recreciendo las presas, estableciendo interconexiones entre cuencas y potenciando las balsas y microembalses en las propias explotaciones”, denuncian desde Asaja.