La producción de la alcachofa de verano en España ha pasado de los 700.000 kilogramos a cerca de las 1,7 toneladas entre 2012 y 2017, es decir, que se ha triplicado la cifra en los últimos cinco años. El cultivo se destina a consumo nacional en fresco y se concentra en los campos de Zafarraya (Granada).
El precio al que se ha pagado la verdura a los agricultores ha variado a lo largo de estos meses. “Comenzó estable a finales de abril, entre 60 y 70 céntimos; bajó a los 35-40 céntimos en junio con el aumento del número de kilogramos producidos, y ha repuntado entre finales de julio y mediados de agosto hasta los 1-1,20 euros”, explica Juan Antonio Guerrero, presidente de Hortoventas, empresa agroalimentaria socia de Alcachofa de España, que promueve el consumo de esta verdura.
Zafarraya, la única zona productora española de alcachofa durante el verano, está teniendo que lidiar con la bajada de los acuíferos subterráneos desde donde se extrae el agua para el regadío en esta área y con la imposibilidad de exportar a otros países, ya que dos de los principales receptores de esta verdura con sello nacional, Francia e Italia, se pueden autoabastecer durante los meses estivales. Solo pueden llevar fuera el producto cuando hay escasez en estas zonas europeas.
Los productores zafarrayeros esperan para el año que viene que la producción se mantenga estable, aunque temen que pueda bajar levemente. “Una caída grande supondría tirar los precios y sería una ruina para los agricultores durante esa campaña”, asegura Guerrero.