España ocupa uno de los últimos lugares en disposición a comprar, junto con Italia, Portugal y Grecia. No obstante, los españoles son ligeramente más optimistas no sólo respecto al trimestre anterior, sino también frente al resto de 2016.
Así, según el estudio GfK Clima de Consumo para Europa, el indicador de expectativas económicas en España vuelve a situar al país en las primeras posiciones entre los 16 países analizados y ocupa el cuarto lugar tras la República Checa, Países Bajos y Portugal. A pesar de una leve bajada de dos puntos respecto al trimestre anterior, la evolución de España sigue siendo optimista y no sufre variaciones significativas en los primeros meses del año.
Son varios los factores que pueden influir en este optimismo respecto a la economía local: la actual estabilidad política, las cada vez mejores previsiones sobre el PIB, el impulso en las exportaciones, el aumento de la actividad industrial o las alentadoras perspectivas del turismo. Sin embargo, parece que esta percepción favorable a escala nacional, no llega aún al día a día de los ciudadanos.
De forma similar, se comporta el indicador de expectativas de ingresos que en España se ve muy influenciado por el comportamiento del paro. Si bien la tasa de generación de empleo es la más alta de Europa (2,8% en 2016), el 90% de los contratos han sido temporales. Puede que esta sea una de las razones para que las previsiones de ingresos no terminen de despegar: en el primer trimestre de 2017 el indicador se mantiene en valores positivos (11 puntos), aunque hay una pequeña fluctuación a la baja de cinco puntos (de 16 a 11).
Con estos datos, se podría decir que las expectativas de gasto en España se muestran estables, con una muy leve tendencia hacia la mejora, algo que deberá confirmarse los próximos meses. En todo caso, el comportamiento de este indicador los últimos años ha mostrado pequeñas variaciones, similares a la registrada este trimestre. El equipo de GfK a cargo de este estudio ha observado este mismo patrón en el pasado y no hay indicios de que el consumo vaya a mostrar grandes variaciones a corto plazo, a pesar de las mejoras en las cifras de empleo y las demandadas subidas salariales por parte de actores económicos.