La bodega Torre de Oña ha invertido dos millones de euros en sus nuevas y modernas instalaciones con el objetivo de optimizar al máximo todo su proceso productivo.
Gracias a esta remodelación, el grupo da un importante salto enológico y tecnológico que redundará muy positivamente en la calidad de los vinos elaborados desde esta misma cosecha. Todas estas mejoras afectan tanto a las áreas de recepción de la uva y de elaboración de los vinos así como a las salas de crianza de barricas.
Así, destaca la instalación de un sistema automático de volteado de las pequeñas cajas en las que las uvas acceden a la bodega así como una nueva despalilladora pendular que evita que las uvas se rompan.
Otra de las grandes novedades es la seleccionadora óptica que escanea digitalmente cada grano de uva tal forma que solo acceden a los depósitos aquellos que cumplan con los exigentes parámetros de calidad establecidos por el equipo enológico de la casa.
Con el objetivo de que la uva llegue intacta de la cepa a los tanques de fermentación, su transporte se realiza mediante un sistema de ‘OVIs’, pequeños depósitos de 2.000 kilogramos de capacidad colgados de grúas, que eliminan las fases de estrujado y bombeo. La maceración pre-fermentativa y la fermentación de los vinos tendrán lugar en 18 depósitos troncocónicos de acero inoxidable, con capacidad para 20.000 litros, dotados con camisas de refrigeración y de calefacción, importantes para el perfecto desarrollo de la fermentación maloláctica. Una nueva prensa permite, mediante ciclos más controlados y con menor oxidación, una operación mucho más suave y homogénea.