La confianza de los consumidores crece nueve puntos en el año 2015 con respecto al año anterior, a pesar de que durante el último trimestre se experimentó un descenso de tres puntos.
La tasa de desempleo por encima del 20% y el clima de incertidumbre política han hecho que el porcentaje de personas que ven con optimismo su futuro laboral se mantenga estancado en torno al 25%. Lo mismo sucede con aquellos que consideran que el país ya no está en recesión, alrededor del 30%. Españoles, griegos e italianos son los europeos más preocupados por el desempleo, mientras que en Francia y Gran Bretaña lo están por el terrorismo
El consumo en España se enfrenta a un contexto en el que todavía solo una de cada cuatro personas piensa que el país se alejará del fantasma de la recesión en los próximos 12 meses. En este sentido, aún existe un 70% de consumidores que modifican sus hábitos de compra para ahorrar en lo que a gastos domésticos concierne.
Las dos principales vías de ahorro para los españoles son recortar el consumo de luz y gas (63%) y las salidas de ocio fuera del hogar (60%), seguido del gasto en la compra de ropa (51%). Sin embargo, en el ADN del español está el gastar y los consumidores no siempre se contendrán pues en cuando la economía mejore solo un 22% prevé seguir poniendo coto al entretenimiento, frente a un 47% que seguirá mirando con lupa la factura energética.
Gustavo Núñez, director general de Nielsen Iberia, asegura que “la confianza es la locomotora que empuja al consumo y para eso es imprescindible que el paro siga bajando. Al menos los hogares tienen un respiro con un Euribor en mínimos con el que se calcula su hipoteca, o el precio a la baja del combustible. Son unos euros más en el bolsillo y una ayuda siempre bienvenida”.