El gasto familiar crece tímidamente por primera vez en seis años, hasta destinar una media de 27.000 euros en 2014, distribuidos en gastos de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (32%), alimentación y bebidas no alcohólicas (15%) y transportes (12%).
El resto de partidas constituyen entre un 1% y un 9%: hoteles, restaurantes y cafés; ocio, espectáculos y cultura; artículos de vestir y calzado; mobiliario, equipamiento del hogar y gastos corrientes de conservación de la vivienda; salud, comunicaciones, bebidas alcohólicas y tabaco; enseñanza y otros bienes y servicios.
Aunque parece que las familias vuelven a respirar de nuevo, los ingresos de los hogares continúan cayendo, de modo que, mes a mes, sigue siendo extremadamente difícil mantener en positivo el balance de los presupuestos familiares, según un estudio elaborado por Eroski Consumer.
Entre los diferentes tipos de familias que los componen, las parejas con un hijo o más realizaron el esfuerzo económico más importante (desembolsaron más de 31.000 euros), a diferencia de las personas solas (gastaron menos de 20.000 euros).
Por comunidades autónomas, el gasto medio de los hogares vascos, madrileños y navarros fue aproximadamente un 17% mayor que la media (más de 31.300 euros), mientras que los extremeños y los canarios se situaron en la cola e invirtieron un 15% menos que la media general (poco más de 23.000 euros).
Desde 2006, el gasto medio de las familias fue creciendo ininterrumpidamente hasta 2009. Un año antes, habían alcanzado su cénit, un desembolso medio de 31.700 euros, y, desde entonces, esta cifra no se ha vuelto a recuperar.
No obstante, tras cinco años de caída, en 2014, se produjo una ligera recuperación, eso sí, con matices. Si se tiene en cuenta la variación de los precios, ese año, el gasto medio de los hogares cayó un 0,2% con respecto a 2013. Pero si se dejan a un lado estas fluctuaciones, cada hogar aumentó su presupuesto un 0,5%. Aun así, desde 2006, la caída de la inversión familiar ha sido importante: un 10,5% tomando en consideración la variación de los precios y un 22%, sin tenerla en cuenta.