Bodegas Muga presenta una de las cosechas más marcadas, organolépticamente hablando, de los últimos años: su Blanco 2012. Y, al, mismo tiempo, su Crianza 2009, una de las cosechas más elegantes y completas de la historia reciente.
El Blanco 2012 ha sido elaborado principalmente con viura, variedad que soporta condiciones climatológicas difíciles, como fue la sequía de 2012. Habitualmente, a pesar de los meteoros, mantiene una producción constante en calidad y cantidad. Aunque, en esta cosecha, sufrimos una inhabitual sequía primaveral que afectó seriamente a la floración y por tanto a la cosecha.
La merma se cifró por encima del 20% respecto de un año normal y eso facilitó un punto de maduración mayor de lo habitual que se trasladaría posteriormente al vino. A la vista mantiene los tonos pajizos habituales, quizás con algunas irisaciones oro en los bordes.
El Crianza 2009, a pesar de su juventud, deja intuir las satisfacciones que nos tiene preparadas. A la vista se presenta como un vino sin un ápice de evolución; rojo amoratado de capa homogénea y apenas traslúcido. Se trata de un vino con un carácter y comportamiento que recuerda a la grandiosa cosecha del 2005.