Viver d’Espiells es el nombre que toma el más reciente proyecto de I+D de Propietat d’Espiells, la bodega de vinos tranquilos del grupo bodeguero Juvé&Camps. Y el primer vino fruto del trabajo allí es una Malvasía de Sitges, una de las variedades recuperadas en el territorio, que durante años ha estado al borde de la extinción, con las que el equipo de Propietat d’Espiells lleva tiempo trabajando.
El equipo técnico ha emprendido esta vía de investigación con la inquietud de explorar y ahondar en el aprendizaje de las variedades que se encuentran en la finca y de cómo se expresan en los distintos suelos sobre las que están plantadas. La base es crear, cada año, microvinificaciones con distintas uvas y tipos de elaboración para observar el comportamiento de cada una de ellas en cada añada. Las cosechas que, a juicio los enólogos, tengan unas condiciones excelentes, saldrán a la luz en forma de ediciones limitadísimas a unos pocos miles de botellas.
Los pilares sobre los que se asienta el proyecto Viver d’Espiells son la innovación, porque se buscan nuevas expresiones de las uvas con las que trabaja tradicionalmente la casa y se actúa con absoluta libertad en el criterio de vinificación; la experimentación con nuevos materiales de crianza, como el barro o el hormigón, para obtener el máximo potencial de los vinos que se elaboran; y las microvinificaciones, que permiten observar de cerca el comportamiento de cada variedad y parcela.
El primer vino es un blanco, de la añada 2021, que refleja a la perfección lo que se busca con el proyecto, al que se irán sumando nuevos vinos en añadas posteriores, siempre de edición muy limitada.
En el caso de la malvasía de Sitges, el vino comenzó a fermentar en depósito a temperatura controlada. A mitad de este proceso, una parte (47% del mosto) se llevó a barricas nuevas de 500 y 300 litros para continuar la fermentación y la posterior crianza con bâtonnage periódico, que se alargó hasta los seis meses. Otra parte del vino (33%) que empezó a fermentar en depósito terminó de hacerlo en ánforas de barro de 160 litros, donde permaneció seis meses.
El resto del vino (20%) completó su fermentación en depósito y una posterior crianza del mismo tiempo que los vinos anteriores. El objetivo de esta triple vinificación es ampliar la complejidad del vino, de forma que la barrica aporte estructura y volumen, el ánfora, concentración y suavidad y el depósito de inoxidable mantenga la frescura y el encanto aromático de esta variedad.
El resultado es un vino blanco tremendamente expresivo, con aromas de flores y fruta fresca características de la malvasía de Sitges. En la boca es muy fresco, con una viva acidez, de textura redonda y aterciopelada y un final fresco. El vino augura ya una excelente evolución en botella.
De este primer fruto del Viver d’Espiells se han elaborado tan solo 2.634 botellas, que se comercializarán en canales de forma limitada debido a la escasa producción.