El pan se ha convertido en un alimento imprescindible de nuestra gastronomía. Sin embargo, aunque es un producto muy fácil de aprovechar cuando sobra, su desperdicio en las casas sigue siendo elevado. Según el último informe del Mapa sobre el desperdicio alimentario, solo en 2019 se tiraron más de 58,8 millones de kilogramos de pan en los hogares españoles.
De acuerdo con este informe, el pan representa el 5,1% del total de productos sin elaborar que se desperdicia en el ámbito doméstico. Ocupa así el sexto puesto del ranking de alimentos que por volumen más tiran los españoles en casa y que lidera el grupo de frutas y verduras. Además destaca que 6,4 millones de hogares tiran pan, lo que supone alrededor del 45,6% del total, y una media de nueve kilogramos de pan por hogar al año.
Atendiendo a todos estos datos y según cálculos de Too Good To Go, cada segundo se estaría desperdiciando alrededor de 1,8 kilogramos de pan. “Si el peso medio de una barra de pan es de 250 gramo, se estarían tirando el equivalente a más de 235 millones de barras de pan a la basura cada año, lo que sería un desperdicio de unas siete barras al segundo”, alerta Helena Calvo, responsable de concienciación sobre el desperdicio de alimentos en Too Good To Go.
Y todo este desperdicio impacta también en los bolsillos. Si el precio medio del kilo de pan es de 2,4 euros, el desperdicio de pan está costando a las familias un total de 142 millones de euros o lo que sería lo mismo unos 22 euros de media por hogar al año.
Sin embargo, afirma Too Good To Go, la buena noticia es que en 2019 se redujo el desperdicio de pan un 0,4% respecto a 2018 cuando la cifra de desperdicio alcanzó los 62 millones de kilos. “Esto viene a demostrar que poco a poco hay más conciencia en la sociedad y se está devolviendo a los alimentos, y en este caso al pan, el valor que se merece. Es importante que la tendencia siga este camino de reducción del desperdicio y que se incorporen más hábitos para aprovechar al máximo la comida, ya que esto no solo nos va a permitir ahorrar dinero sino evitar todas las consecuencias medioambientales que supone el desperdicio de alimentos. Solo por poner un ejemplo, tirar una barra de pan equivale a emitir el mismo CO2 que un coche tras recorrer un kilómetro”, añade Calvo.