De 2006 a 2016, una lata con capacidad de 33 centilitros, ha logrado reducir su impacto ambiental en un 33%, según revela un nuevo Análisis de Ciclo de Vida de las latas de aluminio promovido por Metal Packaging Europe, en el que han participado empresas integradas en la asociación de Latas de Bebidas y en ARPAL (Asociacion para el Reciclado de Productos de Aluminio).
En concreto, el estudio se ha centrado en las latas de aluminio en sus formatos de 25, 33 y 50 centilitros. Empleando los últimos datos disponibles, correspondientes al año 2016, el estudio ha recorrido el ciclo de vida de las latas de aluminio para bebidas producidas en Europa, desde la extracción de las materias primas hasta el fin de su vida útil, pasando por su fabricación.
Comparando los resultados con los datos que se obtuvieron del estudio sobre el año 2006, el estudio registra reducciones significativas en las emisiones de CO2 equivalente. En definitiva, la huella de carbono se ha reducido en un promedio del 31%, lo que confirma el compromiso de la industria por aminorar las emisiones, y por disociar el incremento de la producción de una huella ambiental también mayor.
Los elementos principales que han hecho posible este progreso, revela la investigación, han sido las continuas mejoras en los procesos de fabricación del aluminio, así como la reducción en el peso de los envases, y el incremento de la tasa de reciclaje de las latas.
En este sentido, el secretario general de la Asociación Española del Aluminio (AEA), que representa a más de 600 empresas del sector, Jon de Olabarria, ha dicho que se trata de “datos que nos enorgullecen, con los que estamos satisfechos, que nos animan a continuar con nuestro compromiso medioambiental, mayor a cada día que pasa. Unos datos y un importante progreso que nos congratulan, pero que creemos aun mejorables a medida que logramos pequeños y grandes avances con la tecnología”.
Desde la AEA insisten en que su objetivo es el de “reducir nuestra huella de carbono en los procesos de producción, transformación y reciclaje del aluminio en todas sus formas, y no solo en las latas”.
Según los resultados del estudio, para el formato más común (el de 33 centilitros), la reducción del impacto ambiental en el período comprendido entre 2006 y 2016 fue del 33%, gracias a una reducción en el consumo eléctrico y de energía del 35%, y al aumento del 50% en la tasa de reciclaje de los envases de aluminio en el continente; una cifra que, según los últimos datos, ya asciende a más del 73%.
Olabarria señala que datos como estos «confirman el valor y la idoneidad del aluminio como material sostenible en un momento crucial e inaplazable para la conservación del medio ambiente, dada la propiedad que tiene de ser un material infinitamente reciclable sin que pierda sus propiedades o su calidad a lo largo de la repetición de este proceso». Todo ello hace que, además, “se trate de un material que se adapta perfectamente al concepto de Economía Circular”, añade.