Durante el pasado ejercicio Europlátano incrementó su producción un 6,1%, mientras que el sector lo hizo en un 3,8%, cifra que consolida su se crecimiento, tal y como se expuso durante la celebración hace unos días de su Junta General de Accionistas.
Además, tras un gran esfuerzo de todos los trabajadores, en 2019 se otorgó a la entidad la certificación IFS, uno de los mayores estándares de calidad y seguridad alimentaria a nivel mundial.
Europlátano exportó en 2019 al extranjero más de 1,1 millones de kilogramos, suponiendo esto el 60% del total de las exportaciones del sector, un dato muy relevante si tenemos en cuenta que esta organización no constituye más del 15% de la producción total. Por otro lado, solo destinó a la pica 742.356 kilogramos, ni un 10% del total de lo retirado del mercado durante 2019. Siendo por tanto la organización con menor porcentaje de inutilización.
Cabe destacar también el crecimiento de Mercamusa, la empresa propiedad de los socios de Europlátano con sede en Península que se encarga de la comercialización de la fruta de manera directa con los clientes, reduciendo así intermediarios. Su facturación aumentó hasta una cifra de negocio un 168% superior al año anterior, esto se debe en parte al crecimiento de sus ventas, que alcanzaron los 41,3 millones de kilogramos, lo que supone un crecimiento de más del 300% frente a 2018, convirtiendo a Mercamusa en una empresa ya consolidada, con una cartera de clientes estables y con los que se comparte un proyecto común.
En las cuentas de Europlátano destaca también el notable incremento del patrimonio neto, un 16% superior al pasado año. Con ello, la organización confirma “la excelente situación económica y financiera de la empresa, que justifica que se haya acordado devolver a los agricultores el préstamo social por valor de 1,5 millones de euros en función de lo aportado”.
Por último, se aprobó el plan de acción a futuro, en el que se incluye una ampliación de los centros de trabajo de La Palma así como proseguir con el crecimiento de Mercamusa, de esta manera se consigue una supervisión de la fruta que abarca prácticamente desde la finca hasta el punto de venta, reduciendo costes y garantizando la calidad del plátano hasta el consumidor final.