Una agricultura respetuosa con el medio ambiente es compatible con la optimización de beneficios. La pandemia no solo ha cambiado nuestra forma relacionarnos, sino que también ha venido a acelerar procesos de cambio y a incrementar nuestra preocupación por la salud y el medio ambiente. En este sentido, la agricultura sostenible es un sistema de producción agraria conservador de recursos, ambientalmente sano y económicamente viable que nace de la necesidad de desarrollar sistemas de producción alternativos a los actuales, que sean más respetuosas con el medio ambiente. La tecnología es la encargada de proporcionar las soluciones necesarias y cada vez hay más herramientas disponibles. Se espera que en un tiempo de aproximadamente cinco años las últimas tecnologías estén generalizados a nivel de gran producción.
Esta es la tesis que la doctora especializada en agricultura sostenible de la Universidad de Torino, Silvana Nikola, ha defendido en la I Cátedra Primaflor y Universidad de Almería, “Agricultura sostenible y alimentación saludable, mirando hacia el futuro”. Los agricultores deben anticiparse a los cambios, identificar recursos y limitaciones, crear estrategias para superarlas y maximizar la calidad de los productos. “No se puede olvidar que hablamos de negocios, pero eso debe ser compatible con un uso sostenible de la tierra, el agua o la tecnología”, señala Nikola. Aunque los invernaderos con alta tecnología no son ninguna novedad, la profesora considera que aún existe mucho margen para avanzar.
En este contexto, la agricultura de precisión pretende evitar el desperdicio de recursos y proporcionar soluciones que permitan mitigar el impacto de la agricultura intensiva. Por ejemplo, ya existen tecnologías capaces de eliminar las malas hierbas, de forma selectiva y sin necesidad de utilizar herbicidas. Si se usan los herbicidas, es posible hacerlo minimizando el impacto en el medio ambiente; los drones, que son de 50 a 80 veces más rápidos que un sistema pulverización de herbicidas tradicional, son una herramienta más selectiva y precisa, de forma que, además, se ahorra producto al no esparcirlo de forma indiscriminada.
Las tecnologías de vanguardia también se utilizan en el control de plagas. Para el control de moho en plantaciones de fresas por ejemplo, se están usando máquinas que emplean la radiación ultravioleta, por lo que no necesita emplear productos químicos tradicionales.
Entre las novedades, la profesora ha detallado en este foro algunos nombres propios. Es el caso de Vegebot, un robot cosechador inventado por un equipo de la Universidad de Cambridge, capaz de detectar si la lechuga está a punto para ser recogida.
Entre otras tendencias de futuro en la apuesta por una agricultura sostenible se encuentra la hidroponía vertical, con la que se ahorra espacio y se maximiza la producción, o la acuaponía, una técnica que recicla, en un mismo espacio, lo que el pez de criadero ha desechado y lo utiliza como como fertilizante,promoviendo un sistema de economía circular. Con esta técnica, se gasta una sexta parte del agua para producir ocho veces más alimento.
La profesora ha defendido que estos sistemas que utilizan las últimas tecnologías son compatibles con la agricultura tradicional. “Pretendemos generar alternativas, no eliminar formas de vida. Hay espacio para todos”, asegura la profesora Nicola.
Los alimentos del futuro
Se espera que para 2050 la población crezca a casi 10.000 millones. La seguridad de la cadena alimentaria es una preocupación en auge y la necesidad de reducir el impacto en el medio ambiente es igualmente clave. La espirulina, la clorela, las larvas de insectos o las macroalgas se convierten así en alternativas para la alimentación de un futuro muy próximo.
“Las algas cultivadas en laboratorios son el futuro de la alimentación”, ha asegurado la doctora especializada en agricultura sostenible de la Universidad de Torino, Silvana Nikola, en la I Cátedra Primaflor y Universidad de Almería, “Agricultura sostenible y alimentación saludable, mirando hacia el futuro”. Este tipo de alimentos permite rendimientos, rentabilidad y condiciones de seguridad alimentaria sin precedentes.
Se producen con Fotobiorreactores de última generación lo que minimiza el tiempo de manipulación, el tiempo de procesamiento y el espacio necesario para producirlo.
Otra alternativa son los Microbrotes, que tienen un ciclo de crecimiento corto, como los carotenoides que, entre otros beneficios, ayudan a reducir la probabilidad de padecer cánceres como el de próstata.
Nos encontramos en un momento de crecimiento imparable de consumidores que basan su dieta en los productos vegetales. Eso implica identificar fuentes de proteína alternativas y productos plant based, para responder a la necesidad de nuevos sabores y nuevas experiencias.
Los vegetales no solo son la clave en la transición del modelo alimentario, apunta la doctora Nikola, sino que pueden ser usadas como vacunas. Así, la Universidad de California ya ensayan como introducir en las plantas con las que nos alimentamos moléculas que ayuden a detectar virus.
La alimentación del presente ya exige productos cada vez más personalizados. La alimentación del futuro implicará producciones a pequeña escala para que los propios consumidores puedan producir algunos alimentos vegetales en casa. Los envases también deben ser cada vez más sostenibles.