España sigue siendo un país muy tradicional, ‘muy de legumbre’, pero solo es capaz de producir, más o menos, el 40% de lo que se consume, los que nos convierte en muy deficitario, según José Manuel Álvarez, presidente de la Asociación de Legumbristas, que señala que para satisfacer la demanda, el reto principal con el que se encuentran las empresas dedicadas a su comercialización es garantizar un abastecimiento continuo, de calidad y a buen precio.
Álvarez explica en una entrevista exclusiva a la edición de febrero de la Revista Digital de Financial Food, que a nivel mundial tanto la superficie como el rendimiento por hectárea, e incluso el consumo, han experimentado un crecimiento considerable en las últimas décadas.
“Respecto a España, los cultivos están muy expuestos a la climatología con lo que se aprecia una gran variabilidad de la productividad anual con tendencia a la baja. Las superficies han estado en franco retroceso hasta que muy recientemente, el empujón que ha supuesto la nueva PAC ha hecho que el área dedicada al garbanzo y la alubia haya crecido”, señala.
Y explica que hay diversos motivos que favorecen este declive. “Obviamente, la inestabilidad climática, con falta o exceso de agua en momentos clave, complica la planificación de la comercialización, genera un descenso de la producción y dificulta la recolección de los cultivos. Además, a pesar del repunte, las limitadas superficies que se las dedican impiden que los obtentores de semillas se vean motivados a la inversión para el desarrollo de nuevas variedades de este alimento. Esto genera un alto reempleo de semillas de calidad variable que afecta a la uniformidad del producto, lo que se traduce en un menor atractivo para el consumidor”.
Y añade que, “actualmente nos encontramos en una coyuntura muy complicada, tras varios años consecutivos de malas cosechas, no solo españolas sino también mundiales, con una sensible disminución de oferta y los consiguientes problemas de subidas de precio de la materia prima”.
No obstante, asegura que “a corto y medio plazo, la nueva programación de la Política Agraria Común (PAC) está demostrando ser una buena oportunidad para incrementar la siembra de leguminosas en España, pues su cultivo cuenta con apoyos tanto a través de los ecoesquemas como de las ayudas asociadas, lo que augura una mayor superficie y, por tanto, una mayor producción. Veremos el resultado de la aplicación práctica de este nuevo sistema; el comienzo ha sido de notable, pero tiene que consolidarse y calar en los agricultores”.