El Comité Europeo de las Regiones (CDR) ha presentado un conjunto completo de medidas para fomentar la agroecología en la UE. Según explica, “la agroecología reduce la huella de carbono de la agricultura, fomenta la recuperación de la biodiversidad, restaura la fertilidad de los suelos, previene la contaminación del aire y el agua y aumenta la resiliencia económica y social de las fincas con alimentos saludables y accesibles”.
Asimismo, asegura que la reforma en curso de la Política Agrícola Común (PAC) “es una oportunidad imperdible para «ecologizar» el sector agrícola, reducir su impacto ambiental negativo y garantizar la seguridad alimentaria en la UE”.
Tal y como ha señalado Guillaume Cros (FR / Verdes), vicepresidente del Consejo Regional de la región Occitania-Pirineos-Mediterráneo y ponente del dictamen del CDR sobre agroecología, «la actual pandemia ha puesto al descubierto las debilidades de nuestro sistema agrícola y alimentario globalizado. La agricultura europea necesita una transición agronómica, social y territorial que traiga consigo una mayor sostenibilidad y resiliencia. La agroecología es la respuesta a los múltiples desafíos que enfrentamos: la necesidad de descarbonizar nuestro agricultura, reconquistar la biodiversidad, restaurar la fertilidad del suelo y mejorar la resiliencia económica y social de nuestras granjas para garantizar alimentos saludables, locales y asequibles para todos. Basada en una red de explotaciones agrícolas pequeñas y medianas, la agroecología también puede ser fundamental para revitalizar las zonas rurales de la UE».
El CDR acoge con satisfacción el llamamiento a una transformación significativa de la política agrícola que la Comisión Europea ha presentado en la estrategia «De la granja a la mesa» (F2F) . Sin embargo, el CDR pide que la nueva ley sobre sistemas alimentarios sostenibles anunciada en la estrategia F2F integre un marco jurídico vinculante para iniciar una auténtica transición agroecológica.
“Sobre la base de explotaciones agrícolas pequeñas y medianas, la agroecología no puede desarrollarse si los pagos directos de la PAC siguen asignados por hectárea y no por persona activa en la explotación. El CDR propone un cambio gradual de un pago básico por hectárea a un pago básico vinculado al número de personas activas y que los pagos directos se canalicen de forma prioritaria a las pequeñas y medianas explotaciones agroecológicas”, explica.
En concreto, el CDR quiere que la Comisión Europea proponga una nueva directiva sobre suelos agrícolas para frenar la disminución del contenido de materia orgánica, detener la erosión y priorizar la vida del suelo en las prácticas agrícolas; también pide promover aún más el desarrollo de cadenas de suministro cortas y el procesamiento de productos agrícolas a pequeña escala y la expansión de áreas agrícolas protegidas, creación de fincas demostrativas agroecológicas y herramientas para el seguimiento de la implementación de la transición agroecológica.
Asimismo, propone una legislación de la UE para excluir semillas modificadas genéticamente o mutagénicas y dejar de importar productos agrícolas que no cumplan con las normas europeas de producción social y medioambiental; y la introducción de un sistema de bonificaciones y penalizaciones como parte de los eco-esquemas de la nueva Política Agrícola Común. Los planes ecológicos deberían representar al menos el 30% de los fondos del primer pilar.
Por otro lado, afirma que ha llegado el momento de poner fin a la cría en jaulas, como ha solicitado una reciente iniciativa ciudadana y el dictamen del CDR sobre la reforma de la PAC; y reclama una reducción del IVA sobre los productos orgánicos-locales-de temporada junto con los vales de comida «local» y la introducción de un porcentaje importante de estos productos en la restauración colectiva.
Por último, reclama contratos a largo plazo para la innovación agroecológica entre grupos de agricultores y autoridades locales o regionales y que la UE coordine y facilite una red de municipios comprometidos a tomar medidas para promover sistemas agrícolas y alimentarios resilientes y sostenibles, como el Pacto de los Alcaldes por el Clima y la Energía.