Lograr un impacto ambiental neutro o positivo, ayudar a mitigar el cambio climático, revertir la pérdida de biodiversidad y garantizar la seguridad alimentaria, la nutrición, la salud pública y la asequibilidad de los alimentos. Son algunos de los objetivos que se plantea el sector vacuno, que muestra su compromiso con el medio ambiente y con el bienestar animal, que pretende mostrar a través de la estrategia “De la granja a la mesa”.
La estrategia “de la granja a la mesa” está en el corazón del Pacto Verde Europeo para lograr que los sistemas alimentarios sean saludables y sostenibles. “Hemos dado pasos de gigante y estamos en condiciones de garantizar que podremos cumplir con los grandes objetivos que se ha marcado la Unión Europea y el propio sector, en apoyo del medio ambiente y de los consumidores, sin olvidar que un sistema más sostenible será también un sector más competitivo en los mercados exteriores”, ha remarcado el director de la organización interprofesional de la carne de vacuno (Provacuno), Javier López.
Provacuno ha participado en la aportación de ideas, debates y conclusiones, en el marco de la Cumbre de Sistemas Alimentarios (Food Systems Summit) de la ONU. Un foro que sirvió para trasladar los compromisos del sector y poner en valor la labor que realizan todos los eslabones de la cadena, así como su necesaria protección, si queremos asegurar un sistema alimentario “sostenible, resiliente y equilibrado”.
“Promovemos el consumo equilibrado de alimentos dentro de una dieta variada, basada en las recomendaciones que establecen las autoridades sanitarias, junto a un estilo de vida activo y hábitos saludables”, resalta esta organización. “Defendemos la producción de alimentos sostenibles desde el punto de vista medioambiental que mantienen el medio rural vivo; pero, al mismo tiempo, recordamos que éstos deben ser asequibles y con todas las garantías para el consumidor”, explican.
Los compromisos del sector ganadero y cárnico se materializan en un incremento de la eficiencia en los modelos productivos y una continuada contribución a la sostenibilidad y al bienestar animal, a la economía circular con la utilización de estiércoles para la agricultura orgánica, y a la menor generación de desperdicio alimentario en la que el vacuno es prácticamente nulo, lo que resulta determinante para reducir su huella hídrica y energética.
Según datos del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, el sector de la Carne de Vacuno en España representa el 3,6% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, una cifra que irá reduciéndose paulatinamente gracias en buena parte a la modificación de los sistemas de manejo y alimentación, si bien existen amplias posibilidades de aumentar también el secuestro de carbono mejorando los pastos. No obstante, el 80% de todos los gasos generados por la ganadería en el mundo proceden de los países en vías de desarrollo (FAO, 2017).
Entre otros hitos, los productores de vacuno de carne han conseguido reducir las emisiones asociadas a los estiércoles en un 18%. Actualmente, trabajan en el programa europeo «Life Beef Carbon» para reducir al menos un 15% las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos diez años. Provacuno ha promovido el código de buenas prácticas medioambientales, que ayudará al sector a alcanzar la neutralidad climática en 2050, una meta que “marcará un antes y un después, porque será un hito histórico, alineado con las grandes estrategias impulsadas por la UE”.
Además, el mantenimiento de la ganadería en el medio rural y la utilización de las superficies de pastos genera un amplio abanico de servicios ecosistémicos, entre los que destacan el secuestro de carbono, la retención de agua y recarga de los acuíferos, la lucha frente a la erosión y la conservación de la biodiversidad.
De igual forma, la prevención de incendios es otra de las actividades esenciales que desempeña la ganadería extensiva, que es el modelo predominante en las dehesas y áreas de montaña, para contribuir a la mitigación del cambio climático y al mantenimiento de la biodiversidad y los ecosistemas rurales. La diversidad de razas y las indicaciones geográficas protegidas son otros motivos para apostar por la ganadería europea y por los métodos de producción europeos, diferentes a los que rigen en terceros países con graves repercusiones medioambientales.