La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) ha publicado sus primeras estimaciones anuales sobre la producción mundial de vino para el año 2025. En concreto, prevé que se sitúe entre 228 y 235 millones de hectolitros, con una proyección media de 232 millones de hectolitros. Esto representa un aumento del 3% con respecto al volumen históricamente bajo de 2024, aunque se mantiene alrededor de un 7% por debajo del promedio de los últimos cinco años.
Según explica la organización, la limitada recuperación mundial en 2025 refleja aumentos moderados tanto en el hemisferio norte como en el sur, donde la producción aumentó ligeramente en comparación con 2024, pero se mantuvo por debajo del promedio en varias regiones clave. En Europa, la producción, si bien fue ligeramente superior a la de 2024, aún se situó por debajo del promedio, debido a la escasa cosecha en Francia, la persistente sequía en España y las condiciones climáticas adversas en Portugal y Alemania. Fuera de Europa, Chile registró una de las mayores contracciones, mientras que Estados Unidos continuó por debajo de su promedio de los últimos cinco años a pesar de una modesta recuperación.
“Como en años recientes, la variabilidad climática siguió siendo el factor dominante que determinó la producción mundial de vino en 2025. En el hemisferio norte, los productores se enfrentaron a patrones climáticos contrastantes: desde sequías prolongadas y calor que limitaron los rendimientos en algunas zonas del suroeste de Europa, hasta lluvias torrenciales, tormentas y enfermedades en otras regiones, lo que dio lugar a resultados muy desiguales entre las distintas zonas. Solo algunas áreas experimentaron condiciones más equilibradas, donde las lluvias regulares y las temperaturas moderadas favorecieron cosechas superiores a la media”, explica.
En cuanto al hemisferio sur, señala que los patrones climáticos también fueron mixtos: las olas de calor, la sequía y las lluvias irregulares redujeron los rendimientos en algunas zonas de Chile y mantuvieron a Australia por debajo del promedio a pesar de una modesta recuperación, mientras que algunas regiones se beneficiaron de una temporada suave y predominantemente seca. En general, el patrón climático de 2025 subraya la creciente variabilidad entre hemisferios y dentro de ellos, donde las condiciones favorables en algunas zonas no son suficientes para compensar las pérdidas relacionadas con el clima en otras.
Ante una demanda global debilitada y elevados inventarios en varios mercados maduros, un tercer año consecutivo de producción inferior a la media tiende a aliviar la presión sobre las existencias en lugar de generar una tensión generalizada en la oferta. En general, 2025 apunta a un mercado global ligeramente más ajustado, pero aún equilibrado, donde es probable que los efectos en los precios y el comercio sigan siendo específicos de cada sector y región, en lugar de generalizarse.
Respecto a la Unión Europea (UE), la OIV señala que la producción de vino en 2025 se estima provisionalmente en alrededor de 140 millones de hectolitros, lo que representa un aumento moderado de 2,1 millones de hectolitros (+2%) en comparación con 2024. A pesar de esta recuperación, la producción se mantiene un 8% por debajo del promedio de los últimos cinco años. De confirmarse, 2025 marcaría el segundo nivel más bajo de producción de vino en la UE registrado desde principios del siglo XXI. La UE sigue representando el 60% de la producción mundial de vino, una proporción acorde con el promedio de la última década.
Por países, Italia consolidará su posición como primer productor mundial de vino en 2025, con 47,3 millones de hectolitros (+8%), por delante de Francia, con 35,9 millones de hectolitros (-16%), y España, con 29,4 millones de hectolitros (-6%). Estados Unidos se mantendrá en el cuarto puesto, mientras que Australia, tras recuperarse de la reducida cosecha de 2024, volverá a ocupar el quinto lugar a nivel mundial, por delante de Argentina, que conservará su posición como principal productor de América del Sur.










