Este jueves han entrado en vigor las normas revisadas de la Directiva marco sobre residuos. Se trata de un importante paso adelante en la lucha contra el desperdicio de textiles y alimentos. Además, la Directiva revisada promoverá una economía circular en toda la UE, en particular fomentando la innovación y avanzando hacia prácticas industriales y de consumo más sostenibles.
La lucha contra el desperdicio de alimentos es un objetivo clave de la Directiva. De aquí a 2030, los Estados miembros deben reducir el desperdicio de alimentos en un 10% en la transformación y la fabricación, y en un 30% per cápita en el comercio minorista y el consumo, lo que incluye los restaurantes, los servicios alimentarios y los hogares.
Para alcanzar estos objetivos, los Estados miembros deberán evaluar y adaptar sus programas de prevención del desperdicio de alimentos. Para supervisar los avances, la Comisión Europea llevará a cabo una revisión exhaustiva de aquí a 2027.
Por lo que se refiere a la gestión sostenible de los residuos textiles, la Directiva revisada introduce dos conjuntos principales de medidas para hacer frente a los importantes impactos medioambientales del sector textil y de la confección de la UE. Se exigirá a todos los Estados miembros que establezcan su propio régimen de responsabilidad ampliada del productor para los productos textiles y el calzado, en virtud del cual las tasas de responsabilidad ampliada del productor se recaudarán y utilizarán para financiar la recogida, reutilización, reciclado y eliminación de productos textiles. Además, todos los textiles recogidos por separado ahora se considerarán residuos. Esto garantizará una interpretación uniforme en todos los Estados miembros de lo que constituye «residuo» frente a los productos textiles «utilizados», y los Estados miembros tendrán que garantizar que los productos textiles recogidos por separado se sometan a operaciones de clasificación antes de su posible envío.
La producción y el consumo de textiles también tienen un impacto ambiental significativo, y en 2019 se generaron alrededor de 12,6 millones de toneladas de residuos textiles, de los cuales solo una quinta parte se recogió por separado para su reutilización o reciclaje. Del mismo modo, los datos notificados desde 2020 y hasta 2023 han mostrado niveles significativos de desperdicio de alimentos y hasta ahora no han mostrado una clara tendencia a la baja. La Directiva revisada representa una oportunidad crucial para abordar estas cuestiones acuciantes.