La compañía extremeña Ibéricos Casa Lucas alcanzó una facturación en 2024 de 1,2 millones de euros. La empresa, que tiene una capacidad de producción limitada a unos 1.000 jamones anuales, exportó el 35% de su producción principalmente a Alemania y Francia y el 10% a Asia, principalmente a Japón y Tailandia.
Ibéricos Casa Lucas fue fundada por Francisco Hidalgo y en la actualidad sigue siendo una empresa familiar dirigida por su nieto Antonio Hidalgo. Una de sus singularidades que hace que el aroma y el sabor de su producción sea especial es que bajo el suelo de su secadero fluye un manantial de aguas termales antiguamente usado para un molino de aceite. Esta humedad constante hace que los jamones adquieran un moho característico durante el periodo de curación, que se alarga durante cuatro años. Los animales son de raza ibérica, criados por ganaderos locales de las dehesas de Monesterio y elaborados siguiendo la tradición familiar.
Por otro lado, la compañía ha conseguido por segundo año consecutivo el certificado Aenor de “Producto Destacado por el Consumidor” al Jamón Gran Reserva. La certificación organoléptica se ha otorgado después de ocho sesiones de cata con 60 consumidores, que han valorado el sabor, textura, olor y aspecto en una paleta de jamón de cerdo adquirida al azar. El resultado arroja una valoración global de 8.12 sobre 10 puntos con una intención positiva de recompra del 93,75%.
Antonio Hidalgo, gerente de Ibéricos Casa Lucas, ha manifestado su satisfacción porque su jamón “sea el más sabroso de España para el consumidor”, después de haber obtenido el año pasado la medalla de oro en el certamen del International Quality Institute de Bruselas. Al ser el único que ha obtenido tales reconocimientos, el Jamón Gran Reserva de Ibéricos Casa Lucas de Extremadura se consolida como el mejor jamón del mundo.
“Mi abuelo seleccionaba los mejores cerdos de las dehesas para producir jamones de calidad en Monesterio, Badajoz. Hemos perfeccionado el trabajo de mis predecesores y nuestros jamones y paletas provienen de cerdos criados en libertad desde su nacimiento, alimentados a base de bellota, pasto y cereales, con un proceso de curación mínimo de 30 meses”, añade Hidalgo.