En un año marcado por fuertes tensiones inflacionistas y el encarecimiento de alimentos, energía y suministros, el valor añadido bruto (VAB) del sector agroalimentario creció un 3,3% interanual, por encima del 2,5% registrado de media por el sector europeo, aunque algo menor al que ha experimentado el conjunto de la economía española (5,5%).
Así lo recoge el informe 2022 de Cajamar ‘Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo’, elaborado por Joaquín Maudos y Jimena Salamanca, especialistas del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), y que revela que, en términos absolutos, el sector agroalimentario generó 111.147 millones de euros, que suponen el 9,2% del total nacional (una décima menos que en 2021). Esta evolución positiva se apoya en el crecimiento del 6,6% en el VAB de la comercialización y del 5,2% en el caso de la industria de la transformación, frente a la caída del 1,2% del sector primario.
Con estas cifras, España se mantiene como la cuarta economía agroalimentaria de la Unión Europea, aportando el 11,9% del VAB comunitario del sector. Además, la participación del sector agroalimentario en el total de la economía es mayor en España que en la UE-27 (9,2% frente a 6,6%), debido sobre todo al mayor peso que tiene la comercialización (4,1%) en comparación al que tiene en la UE-27 (2,6%).
Concretamente, España lidera la producción comunitaria de aceite de oliva, cítricos, porcino y fruta fresca de la UE-27, con una cuota de mercado del 54%, 51,6%, 24,2% y 16,7%, respectivamente. Además, es el segundo país en importancia en la producción de plantas y flores (13,9%) y hortalizas (19,2%), y el tercero en ganado bovino (11,7%), vino (5,7%) y cebada (14,7%).
Nuevo máximo histórico de exportaciones
Si bien el volumen de ventas al exterior de productos agroalimentarios descendió en 2022, el incremento del precio de los alimentos hace que el valor de las exportaciones crezca un 13,6% interanual, registrando un nuevo máximo histórico con 69.645 millones de euros.
De este modo, la economía española conserva su perfil de exportadora neta de productos agroalimentarios, con más de dos décadas ininterrumpidas de superávit comercial. Sin embargo, y por primera vez en quince años, el superávit del sector agroalimentario español cae un 24,5 % en 2022 hasta situarse en los 14.007 millones de euros. Es una disminución que se explica por el intenso aumento en el valor de las importaciones, en un año marcado por la subida de los precios. No obstante, a pesar de la reducción, es el tercer superávit más alto de la UE-27 (segundo en 2021), por detrás de Países Bajos (36.579 millones) y, por primera vez, de Polonia (15.506 millones).
La fruta y frutos comestibles y el pescado, crustáceos y moluscos se mantienen como principales productos de exportación y de importación de España en 2022, respectivamente, concentrando el 14,7 % del total exportado y el 14,1 % del total importado por el sector.
En cuanto al empleo en el sector, crece un 1 % en 2022, lo que supone 22.881 ocupados más que en 2021 hasta alcanzar 2.347.108 de trabajadores. El buen comportamiento del empleo en la industria de la transformación (3,1 %) y la comercialización (2,4 %) amortiguan la caída del sector primario, que pierde un 2,5 % interanual. En su conjunto, el sector ocupa al 11,4 % de los trabajadores del país, también por encima de la media europea (10,5 %).
Joaquín Maudos ha destacado que la productividad del sector se sitúa un 32,1 % por encima de la media europea (120 % más en el caso específico de la producción primaria), lo que explica en buena medida la competitividad de la oferta española en el conjunto de la UE. Esa elevada productividad se traduce en una mayor competitividad, ya que el coste laboral por unidad de producto del sector en su conjunto es un 26 % más reducido que el de sus competidores europeos. Este diferencial de productividad y competitividad con la UE se ha ampliado en 2022, lo que es un aspecto positivo para destacar.
Los efectos de la inflación
La tasa de crecimiento de los precios ha alcanzado niveles preocupantes en 2022. Los elevados costes de adquisición a los que se ha enfrentado el sector (energía, fertilizantes, pesticidas, pienso para ganado, etc.) han desencadenado un proceso inflacionario de los alimentos y bebidas no alcohólicas hasta alcanzar una tasa del 15,7 % en España y del 17,8 % en la UE-27, muy por encima de los niveles de 2021.
Esta intensa subida de los precios en la cesta de la compra de los hogares se explica por el también fuerte aumento de los costes de producción, que han crecido en 2022 un 18,3%, algo menos en comparación con el 20,5 % de la UE-27.
Por otro lado, la inversión en I+D del sector se reduce por primera vez en los últimos seis años (-3,1 % en 2021, último dato disponible), con lo que su peso en el total de la inversión empresarial se contrae del 4,3 % al 3,7 % y se contabilizan 361 millones de euros. A pesar de este descenso, España se posiciona como el segundo país con mayor número de programas ‘eip-agri’ de la UE-27 en 2022 (51 de 259), contribuyendo con el 19,7 %, solo por debajo de Polonia (21,6 %) y seguido de Rumanía (10,0 %), Países Bajos (9,7 %) y Alemania (8,9 %).
Retos pendientes
Los retos concretos a los que se enfrenta el sector a corto y medio plazo pueden agruparse en medioambientales (que el sector sea respetuoso con el medioambiente, al que se añade recientemente el reto de la sequía), digitales (avanzar en su transformación digital para aumentar su eficiencia, automatizando y sensorizando procesos), sociales (generar empleo de calidad y asegurando el relevo generacional) y económicos (cómo mejorar su rentabilidad).
Teniendo en cuenta las tendencias cambiantes de la economía mundial, el sector agroalimentario en su conjunto afronta muchos desafíos, como la transformación digital de toda la cadena de valor (para ahorrar recursos en beneficio del cambio climático); la producción de alimentos saludables, sabrosos y sostenibles; garantizar la seguridad alimentaria; transitar hacia modelos de alimentación circulares más sostenibles; luchar en favor de la igualdad de género, y enfrentarse al reto del envejecimiento del empleo del sector (el 41 % de los titulares de explotaciones agrarias tiene más de 65 años), entre otros.
Según se destaca en el informe, todos ellos se afrontan desde una posición de relativa fortaleza dada la elevada productividad y competitividad del sector. A pesar de ello, se insiste en la necesidad de mejorar aún más su posicionamiento, siendo necesario para ello aumentar el esfuerzo innovador (inversión en I+D+i), sobre todo teniendo en cuenta que es inferior a la media europea.
Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar, ha resaltado en su intervención de bienvenida que debemos estar orgullosos del sector agroalimentario que tenemos en España y de los resultados que obtiene, sin tener la mayor superficie agrícola útil, ni los suelos más fértiles ni beneficiarnos de la pluviometría que tienen nuestros socios comunitarios. “Sin embargo, somos la cuarta potencia productora y, año tras año, el valor de nuestras exportaciones bate récords, alcanzando ya casi los 70.000 millones de euros, y somos líderes en producciones mediterráneas y sectores como el porcino”. Todo ello, ha destacado el presidente de Cajamar, “es la consecuencia de que tenemos unos índices de competitividad y productividad superiores a la media comunitaria, sobre todo en el ámbito primario y la industria transformadora, lo que nos permite que la inflación registrada en el precio de los alimentos se sitúe por debajo de la media de la UE y los precios de los alimentos al consumo sean considerablemente inferiores a los del resto de los países comunitarios”.
Como áreas de mejora, Eduardo Baamonde ha señalado “la necesidad de invertir más en I+D+i para contar cada día con procesos más eficientes y productos diferenciados con mayor valor y mejor posicionamiento”; y en relación a la situación actual provocada por la sequía y los efectos del cambio climático, ha advertido que “el sector agroalimentario español debe contar con infraestructuras de regadío eficientes, que garanticen el suministro de agua que necesita, dada su importancia para la sociedad, la economía y el empleo de nuestro país”.
Por su parte, el secretario general de Agricultura y Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Fernando Miranda ha resaltado la importancia y relevancia del sector agroalimentario en España como motor de desarrollo económico y generador de empleo y riqueza. Con más de un millón de empleados en 2022, el sector agroalimentario ampliado ha contribuido con un 9,2 % al total de la economía española en Valor Añadido Bruto.