El consumo de vino en España creció un 11,1% en el periodo interanual a mayo de 2022, hasta alcanzar los 10,44 millones de hectolitros. El consumo doméstico parece estabilizarse este año, tras la recuperación lograda durante 2021 después de un 2020 complicado por las restricciones derivadas de la pandemia de COVID-19, que afectó especialmente al canal Horeca, según un informe del OeMv.
De hecho, el interanual a febrero de 2021 marcó la cifra más baja de consumo en la serie histórica, con 8,8 millones de hectolitros; lo que supone 1,6 millones menos que los registrados actualmente, después de lograr un máximo histórico de 11,1 millones de hectolitros en el interanual a febrero de 2020, justo antes del inicio del estado de alarma y el confinamiento.
Tras alcanzar su pico de crecimiento en el interanual a febrero de 2022 (+20,8%), el ritmo de crecimiento interanual del consumo se ha suavizado desde entonces, coincidiendo con el inicio de un periodo de gran incertidumbre comercial derivada de factores como el encarecimiento de la energía y el combustible o la crisis del transporte y los suministros, que ha desembocado en una fuerte inflación global.
En lo que se refiere a la evolución mensual en 2022, el año arrancó con un aumento del consumo de vino en España, tanto en enero (+10,7%) como, sobre todo, en febrero (+21,2%). En cambio, en marzo de 2022 cayó un -10,9%; si bien la comparativa es contra un mes marzo de 2021 especialmente bueno. En abril registró un incremento del 4,6%, y en mayo volvió a caer un 14,6%.
Por canales, según Nielsen IQ, las ventas totales de vino en Alimentación y Hostelería en los últimos 12 meses a mayo de 2022 ascenderían a 6,23 millones de hectolitros, con un crecimiento del 4,9% respecto al mismo periodo de 2021. En concreto, muestran un crecimiento del 40,8% en Hostelería y una caída del 6,6% en Alimentación. En todo caso, lo que se gana en Hostelería es más de lo que se deja de vender en Alimentación, ya que, según la consultora, el consumo global sumando ambos canales creció un 4,9%.
En cifras absolutas, las ventas de vino en Hostelería se situaron en estos 12 meses en los 2,04 millones de hectolitros, superando dos años después la barrera de los dos millones de hectolitros. Por su parte, las realizadas en Alimentación bajaron ligeramente de los 4,2 millones de hectolitros, menor cifra interanual desde el interanual de 2020. En términos de valor, el gasto en vino realizado en Hostelería a precios corrientes creció un 47,8% hasta los 1.160,2 millones de euros, mientras que el destinado a Alimentación cayó un 2,9%, hasta los 1.660,4 millones de euros.
De este modo, en este periodo el crecimiento de las ventas de vino en España (Alimentación + Hostelería) ha sido mayor en términos de valor (+13%) que de volumen (+4,9%), hasta superar los 2.820 millones de euros, al subir el precio medio un 7,7% hasta los 4,52 euros/litro.
Sin embargo, en un periodo tan inflacionario como el que vivimos, si descontamos a estas tasas de variación en valor la evolución de la inflación, los datos difieren sensiblemente. La caída en el canal de alimentación, a precios constantes, respecto de un año antes sería sensiblemente mayor: del -10,7% (y no del -2,9% del valor nominal). El crecimiento en Hostelería seguiría siendo muy positivo, pero se suavizaría del +47,8% al +35,9%. La tendencia cambiaría, sobre todo, para la suma de ambos canales: si quitamos el efecto de la inflación y comparamos el crecimiento en volumen (+4,9%) con el crecimiento en valor deflactado (+4,0%, en vez del +13%); la conclusión es bien diferente: el mercado estaría creciendo ligeramente más en volumen que en valor; estando ambos crecimientos bastante alineados, con un precio medio ligeramente a la baja.