La leche y los productos lácteos constituyen el grupo de alimentos más completo y equilibrado, ya que proporcionan un elevado contenido de nutrientes en relación con el contenido calórico y, además, presentan una composición muy equilibrada al aportar proteínas de alto valor biológico, hidratos de carbono (lactosa), vitaminas liposolubles y minerales, especialmente calcio y fósforo.
De igual modo, los lácteos ayudan a prevenir enfermedades, tal y como constatan cada vez más publicaciones de ámbito nacional e internacional. Así lo explican desde INLAC, la organización interprofesional que engloba a todo el sector lácteo nacional (FENIL, ASAJA, COAG, UPA y cooperativas agroalimentarias de España) y cuya principal función es velar por la sostenibilidad de la cadena de valor del sector lácteo de vaca, oveja y cabra.
Los expertos de la Interprofesional recomiendan a la población que no destierren el consumo de los lácteos en el marco de una dieta equilibrada y de la práctica regular de actividad física moderada pese a las modas, falsas creencias o mitos que proliferan -alertan desde el sector- por Internet y redes sociales.
Entre la literatura científica más esclarecedora destaca “Advances in Nutrition”, que publicó un relevante suplemento que se ha consolidado como una de las grandes referencias hasta la fecha para desautorizar a los escépticos. Con la participación de más de 50 investigadores de renombre internacional, analiza mediante revisiones sistemáticas y metaanálisis toda la evidencia científica disponible a nivel internacional sobre el papel de la leche y de los productos lácteos en la salud humana y en la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles. Demuestra, en suma, las bondades derivadas de un consumo regular de leche y productos lácteos tanto desde el punto de vista nutricional como para prevenir ciertas enfermedades crónicas y para ayudar a mantener nuestra salud en las diferentes etapas de la vida, desde la niñez hasta la tercera edad.
Pero no ha sido la única publicación sobre el tándem leche-salud. Y es que un estudio difundido por investigadores del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), de la Unidad de Nutrición Humana de la Universitat Rovira i Virgili y IISPV muestra que el consumo más elevado de lácteos se asocia a la prevención de las enfermedades crónicas. Más recientemente, un estudio publicado en el “International Journal of Obesity” constata que las personas que toman de forma habitual grandes cantidades no tienen niveles elevados de colesterol, tras analizar a más de dos millones de personas. Además, los consumidores de leche con regularidad tenían un riesgo de un 14% menor de enfermedad coronaria, despejando así los temores infundados y las creencias populares erróneas en torno a los lácteos y enfermedades cardiovasculares.
Respecto a las dudas que surgen en la población sobre las cantidades recomendables, y teniendo en cuenta estrictos criterios científicos, y por tramos de edad, los expertos recomiendan que los niños de corta edad tomen entre cuatro y cinco raciones al día (entre leche, queso o yogur); los niños y adolescentes entre tres y cuatro, en cada caso; cuatro raciones si se trata de embarazadas; y de tres a cuatro las personas de edad avanzada.
Los lácteos deben consumirse durante todas las etapas de la vida, a tenor de las evidencias científicas. Una media de “tres raciones al día” como apuntan desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y la mayoría de las guías nutricionales nacionales e internacionales.