La Comisión Europea ha adoptado este miércoles una nueva y completa Estrategia “de la granja a la mesa”, así como una Estrategia sobre la biodiversidad para devolver la naturaleza a nuestras vidas, en pro de un sistema alimentario equitativo, sano y respetuoso con el medio ambiente. Las dos estrategias se refuerzan mutuamente, ya que aúnan la naturaleza, los agricultores, las empresas y los consumidores en pro de un futuro sostenible y competitivo, según ha destacado Bruselas.
En consonancia con el Pacto Verde Europeo, ambas estrategias proponen acciones y compromisos ambiciosos de la UE para poner coto a la pérdida de biodiversidad en Europa y en el mundo y convertir nuestros sistemas alimentarios en normas para el mundo en pro de la sostenibilidad competitiva y la protección de la salud humana y planetaria, sin olvidar los medios de subsistencia de todas las partes en la cadena de valor alimentaria.
“La crisis provocada por la pandemia de Covid-19 ha demostrado hasta qué punto nos hace vulnerables el aumento de la pérdida de biodiversidad y es crucial un sistema alimentario que funcione correctamente para nuestra sociedad. Las dos estrategias dan prioridad a los ciudadanos en su compromiso de aumentar la protección del suelo y el mar, regenerar los ecosistemas degradados y hacer que la UE lidere la escena internacional, tanto en lo que se refiere a la protección de la biodiversidad como a la creación de una cadena alimentaria sostenible.
La nueva Estrategia “de la granja a la mesa” facilitará la transición a un sistema alimentario sostenible de la UE que proteja la seguridad alimentaria y garantice el acceso a dietas sanas con origen en un planeta sano. Reducirá la huella ambiental y climática del sistema alimentario de la UE y reforzará su resiliencia, protegiendo la salud de los ciudadanos y garantizando los medios de subsistencia de los agentes económicos.
La estrategia establece objetivos concretos para transformar el sistema alimentario de la UE, por ejemplo, reducir un 50% el uso y el riesgo de plaguicidas, reducir como mínimo un 20% el uso de fertilizantes, reducir un 50% las ventas de los antimicrobianos utilizados en la ganadería y la acuicultura, y alcanzar un 25% de tierras agrícolas dedicadas a la agricultura ecológica. También propone medidas ambiciosas para velar por que lo saludable sea también lo más sencillo para los ciudadanos de la UE, con una mejora del etiquetado para satisfacer mejor las necesidades de información de los consumidores sobre los alimentos saludables y sostenibles.
“Los agricultores, los pescadores y los acuicultores europeos desempeñan un papel clave en la transición hacia un sistema alimentario más equitativo y sostenible, y recibirán apoyo de la política agrícola común y la política pesquera común a través de nuevos flujos de financiación y regímenes ecológicos para que adopten prácticas sostenibles. Hacer de la sostenibilidad una marca europea abrirá nuevas oportunidades de negocio y diversificará las fuentes de ingresos para los agricultores y los pescadores europeos”, señala la CE.
Por su parte, la nueva Estrategia sobre la biodiversidad aborda los factores clave de la pérdida de biodiversidad, como el uso insostenible del suelo y el mar, la sobreexplotación de los recursos naturales, la contaminación y las especies exóticas invasoras. Propone, entre otras cosas, definir objetivos vinculantes para regenerar los ríos y los ecosistemas degradados, mejorar la salud de las especies y hábitats protegidos de la UE, devolver los polinizadores a las tierras agrícolas, reducir la contaminación, hacer más ecológicas las ciudades, aumentar la agricultura ecológica y otras prácticas agrícolas respetuosas con la biodiversidad, y mejorar la salud de los bosques europeos.
Como parte fundamental del Pacto Verde Europeo, las dos estrategias también apoyarán la recuperación económica. En el contexto de la pandemia de coronavirus, su objeto es “reforzar la resiliencia de nuestras sociedades ante futuras amenazas como el impacto climático, los incendios forestales, la inseguridad alimentaria o los brotes de enfermedades, en particular apoyando prácticas más sostenibles en la agricultura, la pesca y la acuicultura, y ocupándose de la protección de la fauna silvestre y el comercio de especies silvestres”, explica Bruselas.
Stella Kyriakides, comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, ha declarado al respecto que “debemos avanzar y hacer que el sistema alimentario de la UE sea un motor de la sostenibilidad. La Estrategia “de la granja a la mesa” cambiará las cosas para mejor, de forma generalizada, en cuanto a la manera en que producimos, compramos y consumimos nuestros alimentos, lo que redundará en beneficio de la salud de nuestros ciudadanos, de las sociedades y del medio ambiente. Brinda la oportunidad de conciliar nuestros sistemas alimentarios con la salud de nuestro planeta, de garantizar la seguridad alimentaria y de satisfacer el deseo de los europeos de una alimentación sana, equitativa y respetuosa con el medio ambiente”.
España reclama recursos suficientes
Sobre estas nuevas estrategias, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha señalado que España defiende una transición justa, que en el ámbito agroalimentario significa la necesidad de una sostenibilidad medioambiental, pero también social y económica, así como de una dotación financiera suficiente para afrontar nuevos retos. “Para objetivos más ambiciosos hacen falta medios más ambiciosos”, ha apuntado.
El ministro ha asegurado que apoya esta orientación hacia una mayor sostenibilidad ambiental del “Pacto Verde”, pero advierte que no se pueden hacer cambios vertiginosos, que los Estados miembros deben contar con tiempo suficiente para alcanzar esos objetivos y de suficientes recursos presupuestarios para alcanzarlos. “De cuánto dinero se dispone para llevar a cabo esa tarea es uno de los principales elementos de preocupación del Gobierno y de todo el sector”, ha asegurado el ministro, que ha añadido que la consecución de estos objetivos “no deben ser una carga suplementaria que el sector y que agricultores, ganaderos y pescadores no puedan soportar”.
En este sentido, ha señalado que las estrategias tendrían que haberse adoptado en el mismo momento en que se hicieran públicas, la próxima semana, las nuevas perspectivas financieras 2021-2027 revisadas y el Fondo de Recuperación. Además, ha recordado que gran parte de las medidas de futuro de la Política Agraria Común (PAC) van a estar estrictamente vinculadas a la capacidad de financiación para afrontar los nuevos retos. Así, un 40 % del presupuesto de la futura PAC va encaminado hacia medidas de lucha contra el cambio climático y de preservación del entorno.
El ministro ha hecho hincapié en el papel que ha jugado el sector agroalimentario en la crisis, que ha salido reforzado y que ha abastecido a la población de alimentos en cantidad y calidad. “Si el sector ha funcionado bien, si la PAC se ha reivindicado en esta crisis, estos dos documentos de la CE deben propiciar un debate en las instituciones comunitarias y entre los Estados miembros “para mejorar, para tener objetivos de mayor sostenibilidad ambiental” y también económica y social.