La Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos concluye que el ligero aumento de la demanda de consumo de los españoles en 2016 se debe a que los precios de la alimentación en los lineales se han incrementado, de manera que los consumidores “han pagado un poco más, por una cantidad menor de alimentos”.
Así, tras una valoración del informe publicado recientemente por el Mapama, la organización denuncia que “la industria y la distribución siguen ejerciendo su posición de dominio como ya pasara en 2015 aumentando sensiblemente sus márgenes en 761 millones de euros a costa de productores y consumidores”.
De este modo, según el estudio, el consumo en el hogar habría aumentado el gasto en 2016 en un 0,1% respecto a 2015, lo que es interpretado por el Mapama como un signo positivo de la demanda. Este comportamiento se debió a un incremento del precio medio al consumidor del 0,8%; mientras que en el mismo período los precios pagados a los agricultores y ganaderos por sus productos bajaron un 3,6%.
Se da además la circunstancia de que la tendencia alcista del precio de la cesta de la compra se ha reflejado en el IPC, con un aumento de dicho índice para alimentos y bebidas no alcohólicas del 2,5% en los dos últimos años, mientras que en 2015 y 2016 el IPC general bajó un 0,7%.
Ambas situaciones, mayores precios al consumidor contra menores para el productor y subida del IPC alimentario frente a bajada del IPC general, evidencian que “no hay una correlación proporcional entre precios de consumidores y productores y que los márgenes para el eslabón más fuerte de la cadena alimentaria siguen en aumento y se producen a costa de los más débiles”, explican desde la organización.
“Cuando el Ministerio dice que el sector agroalimentario funciona, que da beneficios, que exporta y que crea empleo no miente”, aclaran desde la organización. “Lo que no dicen es que esos beneficios son a costa de los productores y consumidores y se los queda la industria y la distribución”.