El volumen de impagos por parte de los operadores del comercio citrícola que sufren los agricultores de la Comunidad Valenciana supera ya los 150 millones de euros. Así, alrededor del 20% de los productores valencianos de agrios todavía no han cobrado sus cosechas adquiridas por el comercio durante la última campaña naranjera.
De esta forma la deuda que arrastran los citricultores valencianos está alcanzado “cotas sin precedentes que amenazan la cada vez más precaria estabilidad del sector”, aseguran fuentes de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA).
La inmensa mayoría de los operadores comerciales que no aún no han pagado a los agricultores son sociedades limitadas (SL) y en menor proporción cooperativas y Sociedades Agrarias de Transformación (SATs), si bien en determinados casos algunas de estas firmas llegaron a presentar al agricultor una insultante liquidación final por valor de cero euros.
Otro dato no menos alarmante es el incremento próximo al 15% en el número de concursos de acreedores que se ha registrado en el ámbito de las firmas citrícolas durante la pasada campaña, según las estimaciones de los servicios jurídicos de esta organización agraria.
En este sentido, Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA, asegura que “los últimos datos muestran en toda su crudeza la situación crítica que atraviesa nuestra citricultura. Ya no es que estemos hablando de que al citricultor se le pague una miseria por su trabajo, lo que estamos diciendo es que ni siquiera está cobrando esa miseria en un 20% de los casos, es decir, en una proporción escandalosamente elevada e inaceptable”.
“Bajo estas circunstancias es imposible continuar. El asunto es mucho más grave de lo que pudiera parecer a simple vista y hace tiempo que venimos advirtiéndolo, porque la primera víctima del constante envilecimiento de los precios que venimos sufriendo año tras año es el agricultor, sí, pero al final es toda la estructura del negocio la que acaba deteriorándose y llegan los impagos, los problemas para las empresas comercializadoras y, finalmente, los concursos de acreedores. Comenzamos ahora una nueva campaña y es necesario que todo el sector y las propias administraciones reflexionemos con seriedad sobre el deplorable estado de nuestra citricultura y sobre si de verdad queremos que tenga un futuro. Seguimos esperando las medidas que anunció el Gobierno”, explica Aguado.