“Las Cuatro Estaciones” pertenecen a una colección de cuatro vinos, donde la Bodega ácrata ha querido dar tributo a cuatro variedades de uva excepcionales: Albillo blanco (Primavera), Bobal (Verano), Garnacha tinta (Otoño) y Monastrell (Invierno).
En Ribera del Duero, hay viñedos con una riqueza histórica que merece la pena conservar. Están situados en parcelas pequeñas y muchas de ellas conservan diferentes variedades a las tradicionales de Ribera del Duero que están a punto de extinguirse en esta zona.
Uno de los objetivos de la bodega, que ya está llevando a cabo, es recuperar viñedos viejos con una edad entre 70 y 100 años, e incluso prefiloxéricos.
El cultivo de estos viñedos se realiza en suelos situados en altitudes de más de 950 metros sobre el nivel del mar, llegando a alcanzar los mil metros en algunos de los viñedos, en parcelas pequeñas con marcos de plantación irregulares de 2 x 2 m. aproximadamente por lo que para el trabajo en campo de estas fincas utilizamos tracción animal.
Se han ido arrancando muchas hectáreas de estos viñedos centenarios y se han sustituido por “macroviñedos” lo que provoca un gran desequilibrio natural. Las pequeñas fincas de viñedos amuebladas con setos, árboles, arbustos… son sustituidos por grandes extensiones de viñedos monovarietales.
Aunque son muchos más factores los que intervienen en la calidad de estos vinos ácrata, la base está en la filosofía de trabajo de los viñedos, las características de los suelos, la ubicación de las vides, la altitud y el gran respeto en el tratamiento natural del cultivo de la vid.
La materia prima, la uva, es el elemento fundamental para conseguir unos vinos diferenciados que tengan su propia personalidad. No se puede ignorar la riqueza varietal que existe en Ribera del Duero. Variedades como Albillo Blanco, Pirulés, Garnacha Blanca, Moscatel, Airén, Bobal o Valenciana, Garnacha Tinta, Garnacha Tintorera, Monastrell, Juan García…Todas ellas sobreviven con dificultad en Ribera del Duero están siendo ignoradas y poco valoradas, hasta tal punto que han llegado casi a su desaparición en esta zona, debido a que no se ajustan a los cánones y gustos convencionales.
Sin olvidar la excepcional uva tradicional de Ribera del Duero: el Tempranillo o Tinta del país, en ácrata no quieren dejar a un lado la riqueza multivarietal de la zona que da lugar a vinos excelentes, con personalidad, que reflejan no sólo el terruño, sino también la exquisitez de cada variedad de uva, única e intransferible.