La puesta en marcha de un Corredor Mediterráneo “sería de una gran ayuda para la revitalización del sector citrícola, puesto que implicaría una mejora respecto a la competitividad de nuestras naranjas y clementinas, de ahí nuestro apoyo incondicional a esta iniciativa”, señaló el presidente de IGP ‘Cítricos Valencianos’, José Barres Gabarda.
El Corredor Mediterráneo -que aunaría las líneas de alta velocidad de la red de ferrocarril de España de forma paralela a las líneas de mercancías entre los principales puertos del Mediterráneo: Almería, Valencia y Barcelona-, como eje prioritario en las redes de transporte transeuropeas supondría, en palabras de Gabarda, “un gran beneficio para todo el ámbito citrícola de la Comunitat Valenciana, dado que contribuiría, de forma decisiva, a mejorar las actuales circunstancias económicas que vienen padeciendo nuestros productores, como consecuencia de la reducción de los costes en la exportación a los mercados europeos que implicaría su construcción”.
Uno de los efectos positivos de la puesta en marcha de este eje, que discurriría a lo largo del Mediterráneo, sería que permitiría ahorrar a los agricultores unos 400 euros por las 20 toneladas de fruta que puede transportar un camión a los mercados europeos, según se desprende de un estudio realizado por César Camisón, doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Valencia.
Más concretamente, este Corredor permitiría abaratar los envíos de frutas a la Unión Europea en tres céntimos respecto al transporte en camión, lo que supondría un ahorro de 42 pesetas por arroba de naranjas exportadas, en base a diferentes estudios realizados. No hay que olvidar que esta infraestructura conectaría toda la Comunitat Valenciana y toda la costa española con los principales consumidores europeos de nuestras naranjas y mandarinas: Alemania, Francia y Reino Unido.
De esta manera, se dejaría también de lado la dependencia del monopolio del transporte carretera, pero también la dependencia del petróleo, y al mismo tiempo se ahorraría tiempo, disminuyendo en tres o cuatro la llegada de los envíos; y en definitiva, “consiguiendo así mejorar en términos de competitividad, a la hora de hacer llegar nuestros cítricos a los destinos europeos a los que exportamos, aunando dos formas logísticas, como son el barco y el ferrocarril”, según ha apuntado el máximo responsable de IGP ‘Cítricos Valencianos’.