La crisis ha impactado en las cuentas públicas. El Gobierno trata de reducir el déficit con una serie de medidas impopulares como la subida del IVA del 16% al 18%, en el tipo general, y del 7% al 8% en el reducido.
Aunque para el Gobierno esta subida será “anecdótica”, según palabras de Silvia Iranzo, secretaria de Estado de Comercio y dependiente del Ministerio de Economía, esta medida ha levantado ampollas en todos los sectores de la economía española.
Los primeros perjudicados son los agricultores y ganaderos que verán como se incrementan los costes de producción. En este sentido, la organización profesional agraria Asaja denuncia que este incremento “afectará a los insumos de agricultores y ganaderos en lo que se refiere al precio del gasóleo, semillas, energía eléctrica o fertilizantes, productos que agricultores y ganaderos emplean a diario, lo que va a afectar aún más a la rentabilidad de las explotaciones”, asegura el secretario general de Asaja Murcia, Alfonso Gálvez Caravaca.
Para Asaja, la subida del IVA “es una mala noticia, ya que va a suponer la puntilla para un sector que debería ser considerado por el Ejecutivo socialista como estratégico en la crisis”.
Por otro lado está la industria de alimentación y bebidas, capitaneada por la FIAB (Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas) que ha solicitado a las autoridades competentes que garanticen el cumplimiento de la legislación fiscal y las normas de defensa de la competencia por parte de la distribución, ante las recientes declaraciones de las grandes cadenas de distribución comercial en el sentido de que no repercutirán la subida del IVA a los consumidores o sólo lo harán si no pueden contrarrestarla mediante un ahorro equivalente de los costes de aprovisionamiento.
La distribución, dividida por la medida
Sin embargo, no todos los establecimientos comerciales piensan igual. Javier Pérez de Leza, consejero delegado de Dinosol ha asegurado que la no repercusión del IVA supondría para una compañía como Dinosol una pérdida de cuatro millones de euros y entre 60 y 80 millones para los líderes del sector.
Otros responsables de la distribución han coincidido en la necesidad de repercutir un impuesto que les viene marcado, ya que de no hacerlo tendría elevados costes para todos. No obstante, de momento, la postura es de esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos para poder determinar posibles ajustes destinados a soportar mejor la subida del impuesto.
El pequeño comercio, por su parte, también alerta de las consecuencias que puede tener sobre el consumo la subida del IVA por lo que ha pedido que se suspenda la medida ya que “no es el mejor momento para aplicarla”, según la Confederación Española de Comercio (CEC).
Por su parte, la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE) muestra su preocupación ante la subida de impuestos. Además, de la subida del IVA, este sector podría sufrir un aumento de los impuestos especiales (IIEE) lo que podría provocar una caída en el consumo y un consecuente recorte de 37.000 empleos.
Por último, en esta cadena de damnificados, se encuentran los consumidores. Según la organización OCU, cada español deberá desembolsar un total de 290 euros anuales debido a la subida del IVA.
Los cálculos de la asociación de consumidores se basan en el gasto medio por hogar publicado en la última encuesta sobre presupuestos familiares del Instituto Nacional de Estadística, que ascendió a los 31.953 euros en el año 2008.
Los expertos de la OCU han eliminado de la estimación los componentes exentos de IVA (servicios médicos, alquiler de vivienda, educación, entre otros), así como los gastos en productos alimenticios básicos, que tributan al tipo superreducido del 4%.