La nueva publicación de Cajamar ‘El sector lácteo español en la encrucijada’, cuyo autor es Miguel ángel Díaz Yubero, revela que el sector lácteo español está en crisis, dado que tiene déficits estructurales que lo sitúan en una posición de debilidad ante los nuevos escenarios de liberación.
Así, el autor concreta que “los incrementos de producción en los últimos tres años, el descenso del consumo interno, la aún débil presencia exterior, la falta de estructuras organizativas y la caída de las exportaciones de los países que lideran el sector europeo han agravado la situación en la que se encuentra el sector desde hace dos años”.
A ello se debe que existan profundas dudas sobre cómo se ha de afrontar el futuro, además de tener esperanzas en que suban los precios a medio plazo y, mientras tanto, que las Administraciones Públicas palien la crisis mediante ayudas económicas.
En la obra se explica que el sector lácteo europeo, con más de 150 millones de toneladas al año, es líder mundial en la producción de leche de vaca, una actividad que aporta el 30 % de la Producción Final Ganadera (PFG) y supone el 13 % de la Producción Final Agraria (PFA) comunitaria, siendo el segundo bloque exportador.
España produce 6,5 millones de toneladas y ocupa la séptima posición, dentro de la Unión Europea, aportando la leche de vaca el 15,8 % a la PFG y el 6,4 % a la PFA. Ante esta realidad, la UE cuenta como poco con 28 modelos productivos y multitud de estructuras empresariales con intereses muy diversos, y a juicio de los autores lo que puede ser bueno para países como Dinamarca, Holanda o Irlanda, próximos a las estructuras de producción y comercialización de países muy eficientes como Nueva Zelanda, es perjudicial para otros muchos, y de forma especial para España.
Dada la importancia relativa que el sector ha tenido en el contexto de la agricultura europea, durante 30 años ha estado sometido a una fuerte regulación con el objeto de controlar, en la medida de lo posible, la oferta de leche disponible en el mercado y de asegurar unos niveles de precios, y por tanto de rentas, adecuados para los ganaderos. Sin embargo, en el proceso de reformas abordado por la Política Agraria Común ya se planteó hace más de una década la necesidad de liberalizar el mercado de la leche, como igualmente se había hecho para el resto de las producciones agrarias de la UE.
La supresión definitiva del sistema de cuotas existente ha venido a coincidir en el tiempo con unas condiciones de los mercados coyunturalmente negativas. Al aumento de la oferta de los operadores europeos, facilitada por la libertad que tienen en la actualidad para producir sin restricciones, se ha unido un incremento de la oferta de otros grandes productores mundiales, como son Nueva Zelanda y EEUU, y un frenazo en el dinámico crecimiento de la demanda del que se había disfrutado durante los últimos años y que había estado liderado por China y otros países emergentes.
Todo ello ha provocado una caída muy acentuada en los precios que perciben los ganaderos y va a acelerar, probablemente, unos cambios estructurales que todos los expertos ya preveían. No obstante, hay que resaltar que se trata de una situación con la que lleva conviviendo la agricultura europea desde hace muchos años, no siendo el sector lácteo ajeno a semejante dinamismo. En los 30 años de aplicación del régimen de cuotas han desaparecido 1,2 millones de explotaciones ganaderas de vacuno de leche en Europa y unas 130.000 en España.
Esa evolución cuantitativa en el número de productores ha estado acompañada de una modernización del sector, de incrementos notables en los rendimientos, de una mejora significativa de la calidad y de una industria muy innovadora que ha cambiado radicalmente los formatos en los que se consumen los productos lácteos.
El sector va a experimentar una profunda transformación, tanto en términos de dimensión y estructura de las explotaciones como de desplazamiento territorial de la producción hacia determinadas regiones de la UE. Las medidas coyunturales de apoyo pueden resolver temporalmente la mala situación que atraviesan muchos ganaderos. Pero la supervivencia en el tiempo no se puede dejar al azar y a que una serie de circunstancias vuelvan a propiciar una recuperación de los mercados y una subida de los precios mundiales de la leche