La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha cumplido esta semana su décimo aniversario, que coincide con el décimo aniversario de la legislación alimentaria general de la UE, y para celebrarlo organizó un conferencia de alto nivel, en colaboración con la Comisión Europea, que tuvo lugar en Parma (Italia) el pasado martes bajo el título «Preparados para los retos de mañana».
La conferencia, a la que acudieron expertos internacionales del sector, tenía como finalidad conmemorar este aniversario analizando los logros alcanzados y reflexionando sobre la mejor manera de abordar los futuros retos.
En los años noventa la UE se enfrentó a una serie de crisis relacionadas con los alimentos, como la EEB, la salmonela y las dioxinas, que mermaron la confianza de los consumidores en el sistema de producción y distribución de alimentos y pusieron en evidencia las carencias del sistema aplicado entonces.
En enero de 2000 la Comisión publicó un documento estratégico (Libro Blanco) en el que exponía un amplio arsenal de medidas para revisar la política de seguridad alimentaria en Europa. En dicho documento se destacaron dos pilares centrales para recuperar la confianza del público: el establecimiento de un marco de la UE sobre legislación alimentaria general y la creación de una Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). La legislación alimentaria de la UE fue adoptada en enero de 2002 y la EFSA empezó a funcionar en mayo del mismo año.
En la legislación alimentaria de la UE se admite que la EFSA debe basarse en las capacidades de los Estados miembros y, para ello, debe crear redes de organizaciones activas en campos en los que se lleven a cabo misiones similares a las suyas. La EFSA tiene actualmente una red de más de mil quinientos expertos externos y más de trescientas instituciones científicas. Comparativamente, el personal propio de la EFSA, de unas cuatrocientas cincuenta personas, es relativamente reducido.
La EFSA está encargada de prestar asesoramiento científico independiente y apoyo técnico para la ejecución de las políticas de la UE en todos los ámbitos que tengan un impacto directo o indirecto en la seguridad de los alimentos y los piensos. Es también responsable de la comunicación sobre toda materia perteneciente a estos ámbitos y de la comunicación sobre todo riesgo relacionado con la cadena alimentaria.
La EFSA tiene también el mandato de prestar asesoramiento científico sobre alimentación humana a petición de la Comisión. Emite también dictámenes científicos sobre salud y bienestar animal, fitosanidad y organismos modificados genéticamente, aunque no estén relacionados con la seguridad alimentaria. En todas sus actividades debe trabajar en estrecha cooperación con los organismos competentes de los Estados miembros que lleven a cabo tareas similares a las suyas.
El Reglamento por el que se funda la EFSA impone estrictos requisitos en materia de independencia y conflictos de intereses, que se aplican a todas sus actividades. Para cumplir dichos requisitos, la EFSA ha establecido normas internas sobre estas cuestiones que ha reforzado progresivamente, la última vez en diciembre de 2011 con la adopción de su política sobre independencia y procesos de decisión científica. Las normas de desarrollo correspondientes, que entraron en vigor en julio de 2012, han mejorado los procedimientos existentes para controlar y gestionar los intereses declarados por todos aquellos que participan en las actividades de la EFSA, entre los que figuran expertos científicos, miembros del personal, miembros de la Junta Directiva y terceras partes, incluidos contratistas. Antes de adoptarlas, la EFSA consultó ampliamente a las partes interesadas sobre los proyectos de normas.
La EFSA invierte considerables recursos en la aplicación de su nueva política y sus nuevas normas. Ha desarrollado sus propias herramientas informáticas para gestionar más de ocho mil declaraciones de intereses, examina cada año cuarenta mil órdenes del día de reuniones e informa anualmente sobre los resultados alcanzados.