El mercado del aceite de oliva en España atraviesa un momento excepcional. Según datos de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), recopilados por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) Córdoba, las salidas de este producto alcanzaron en julio las 147.000 toneladas, la cifra más alta registrada en ese mes en los últimos 10 años. De este volumen, más de 15.000 toneladas corresponden a importaciones.
En lo que va de campaña, la producción acumulada se sitúa en 1,4 millones de toneladas, mientras que las existencias actuales alcanzan las 513.414 toneladas. ASAJA advierte de que, si el ritmo de salidas se mantiene en línea con los meses anteriores, el enlace de campaña —es decir, el stock disponible antes del inicio de la próxima recolección— será muy corto.
Este escenario refleja un mercado especialmente activo, con un nivel de comercialización elevado que, unido a unas existencias ajustadas, podría condicionar la evolución de precios y la disponibilidad de producto en los próximos meses.
Más allá de los datos positivos de comercialización, el sector encara con incertidumbre la próxima cosecha de aceituna. Pese a que la primavera fue lluviosa y propició una abundante floración, las altas temperaturas del verano han dañado el fruto de forma considerable, lo que introduce dudas sobre la producción venidera.
ASAJA Córdoba subraya que este factor climático puede tener un impacto directo en los rendimientos y, por tanto, en la disponibilidad de aceite de oliva en la próxima campaña. La evolución de la meteorología en los próximos meses será determinante para el equilibrio entre oferta y demanda en un mercado que ya muestra señales de tensión por la elevada salida de producto.
El comportamiento del mercado durante este año muestra la capacidad del aceite de oliva español para mantener altos niveles de comercialización, incluso en un contexto de producción ajustada y de fuerte presión climática. Sin embargo, las previsiones para el próximo ejercicio obligan al sector a mantener la cautela.
La combinación de altas salidas, existencias cortas y un horizonte productivo incierto define un panorama en el que la planificación y la gestión de recursos serán claves para mantener la estabilidad de un producto estratégico en la dieta mediterránea y en la balanza exportadora española.