La cosecha estimada de cereales en España ascenderá a 25,2 millones de toneladas, lo que supone un 15% más que la campaña pasada y un 143% más que en 2023, año marcado por la sequía extrema. El rendimiento medio nacional alcanza las 4,52 toneladas por hectárea, un 30% por encima de la media de los últimos cinco años.
Así lo han dado a conocer Agrifood Comunicación y Agrobank que han elaborado el segundo Informe Sectorial de Cereales donde se ponen de manifiesto las principales cifras de estructura productiva del país, junto los más destacados datos a nivel internacional. Se trata de un análisis exhaustivo que radiografía la situación actual y las perspectivas del sector cerealista a nivel mundial, destacando la excepcional campaña en producción, pero también subraya los desafíos estructurales y de mercado que enfrenta el sector.
El informe comienza analizando la producción mundial, reflejando la estimación de cosecha de la FAO para la campaña 2025/2026, que alcanzará los 2.911 millones de toneladas, un 2,1% más que el año anterior, marcando máximos históricos en maíz (1.277 millones de toneladas), trigo (806 millones) y arroz (alrededor de 700 millones). Este crecimiento responde tanto al aumento del consumo alimentario como al destinado a piensos y usos industriales.
Para España, la superficie cerealista se sitúa en 5,57 millones de hectáreas en 2025, aunque con una tendencia a la baja con respecto a años precedentes, debido al auge de cultivos leñosos como el almendro, pistacho y olivar intensivo. Esta disminución se produce en regiones como Castilla-La Mancha, Aragón y Andalucía, donde el cambio de uso del suelo agrícola es especialmente significativo, reflejando una transformación estructural del modelo agrario español.
Las principales regiones productoras son Castilla y León, que lidera con el 37% de la producción nacional (9,89 millones de toneladas), seguida de Castilla-La Mancha (4,39 millones) y Aragón (3,94 millones).
Por cultivos, la cebada alcanzó los 10,1 millones de toneladas (40% del total), lo que supone un 21% más que en 2024. El trigo duro registró 8,23 millones de toneladas (33% del total), un 16% más que en 2024. En cuanto al arroz, se sembraron 120.000 hectáreas, aunque con tendencia a la reducción debido a la baja rentabilidad y la escasez de agua, destacando Sevilla y Badajoz como las principales zonas productoras.
Mercado nacional: precios y déficit estructural
El informe subraya que España sigue siendo importador neto de cereales, especialmente para la industria de la alimentación animal. La producción nacional no cubre la demanda interna, lo que obliga a recurrir a los mercados internacionales, principalmente comunitarios y Ucrania.
El sector se caracteriza por una alta atomización y explotaciones de baja dimensión, aunque más de la mitad de la superficie total corresponde a explotaciones de más de 100 hectáreas. Las diferencias de rendimiento entre regadío y secano son significativas, y la rentabilidad está muy condicionada por el clima y los precios internacionales.
Perspectivas globales y europeas
A nivel mundial, la FAO prevé un equilibrio entre oferta y demanda, con existencias de cereales en torno a los 865 millones de toneladas (un 2% menos que el año anterior), debido al mayor consumo de cebada y maíz. El comercio internacional de cereales se estima en 487 millones de toneladas, un 1,9% más que en 2024/2025.
En la Unión Europea, el trigo representa cerca de la mitad de los cereales cultivados, seguido por el maíz y la cebada. Casi dos tercios de la producción se destinan a alimentación animal, un tercio al consumo humano y solo un 3% a biocarburantes.