El precio del cacao ha superado los 10.000 dólares por tonelada, marcando un máximo de seis meses y reflejando un aumento del 50% en comparación con el mes anterior, según los análisis de Coface. Este repunte responde a una combinación de factores estructurales y coyunturales que afectan tanto a la oferta como a la demanda.
Costa de Marfil y Ghana, que en conjunto aportan el 58% de la producción mundial de cacao, han experimentado condiciones climáticas adversas que han reducido significativamente las cosechas. Este descenso, junto con la incapacidad de otros países productores para compensar el déficit, ha limitado la oferta global. Para la campaña 2024/2025, se prevé una producción mundial de cacao de 5 millones de toneladas, insuficiente para cubrir la creciente demanda, especialmente en Europa y Norteamérica.
Durante la campaña 2023/2024, el déficit de oferta superó las 400.000 toneladas, y las proyecciones apuntan a un desequilibrio aún mayor en 2025. La demanda en mercados emergentes como Asia, Oriente Medio y Sudamérica sigue en aumento, incluso frente a precios elevados.
La transformación del cacao está dominada por cuatro empresas que controlan dos tercios de la capacidad mundial de molienda, la mayoría localizada en Europa, especialmente en Alemania y los Países Bajos. Este nivel de concentración industrial limita la capacidad de respuesta ante fluctuaciones en la oferta y perpetúa una división Norte-Sur en la cadena de valor del cacao.
Perspectivas para la industria y los precios
El analista sectorial de Coface, Simon Lacoume, destaca que los precios del cacao, impulsados por desequilibrios estructurales, tienden a estabilizarse a medio plazo en niveles elevados. Este contexto plantea desafíos para los grandes fabricantes de chocolate, cuya dependencia de unos pocos países productores podría generar tensiones adicionales si persisten las dificultades climáticas.
Además, la industria enfrenta el reto de maximizar la capacidad de sus instalaciones de molienda en un entorno de materias primas escasas. Si bien la probabilidad de un colapso en la oferta es baja, las consecuencias de un escenario así serían profundas para un sector que depende de contratos a largo plazo y ciclos productivos estables.
La situación actual pone de relieve la importancia de la sostenibilidad y diversificación en la cadena de suministro del cacao, cuestiones que seguirán siendo críticas para asegurar la estabilidad del mercado.