El Círculo de Empresarios ha presentado su “Toma de Posición” sobre el sector agrícola español destacando que, gracias a la profunda transformación de las últimas décadas, España está entre los países más competitivos del mundo.
La organización subraya además que la adhesión a la Comunidad Económica Europea facilitó su modernización, innovación y su expansión. «El sector hortofrutícola español tiene un potencial de crecimiento considerable, y es el momento de actualizar la narrativa para reflejar las ventajas competitivas y oportunidades de crecimiento existentes” explica Ricardo Menoyo, coordinador del Laboratorio de Agricultura del sector hortofrutícola del Círculo de Empresarios, empresario y presidente de Agroatlas Europa.
Actualmente España está en pódium mundial ya que es el tercer país exportador mundial de frutas y hortalizas, solo por detrás de China y Países Bajos, según datos del documento elaborado por Roland Berger para el Círculo y base para la elaboración de la Toma de Posición. Este logro se debe a una combinación de dotaciones naturales, know-how empresarial y nuevas tecnologías, consolidando al sector como un pilar de productividad y competitividad para el conjunto de la economía española.
El Círculo de Empresarios destaca las ventajas de España para ser una plataforma comercial hortofrutícola europea, gracias a su proximidad a mercados de consumo, infraestructuras de calidad y experiencia en logística de productos perecederos. Particularmente estratégico es el desarrollo de vínculos comerciales con Latinoamérica, donde la experiencia española en comercialización puede complementarse con las capacidades productivas de la región, articulando cadenas de valor transatlánticas. El apoyo público debe facilitar joint ventures, transferencia tecnológica y desarrollo de infraestructuras logísticas para materializar estas sinergias.
Desafíos y dos ejes estratégicos
A pesar de su posición privilegiada, el sector enfrenta algunos desafíos crecientes que pueden cuestionar su liderazgo como el crecimiento de fenómenos meteorológicos adversos, la gestión de recursos hídricos, la emergencia de nuevos competidores (Norte de África o Turquía) con estructuras de costes más favorables, y problemas internos como la fragmentación excesiva, la escasez estructural de mano de obra y la ausencia de relevo generacional.
Para abordar estos retos y complementar la Estrategia Nacional de Alimentación (ENA) en curso, el Círculo de Empresarios propone reflexionar sobre dos ejes fundamentales: posicionar a España como plataforma comercial europea, trascendiendo su rol como líder productor para convertirse en articulador de cadenas de valor en la UE; e incrementar la productividad y la competitividad de las empresas en España, eliminando las restricciones normativas innecesarias porque ayudarían a optimizar la productividad.
Medidas para el incremento de la productividad
Fernando López de los Mozos, socio de Roland Berger señala que, “España cuenta con una ventaja competitiva única en el sector hortofrutícola, pero para reforzar este liderazgo no basta con tener el mejor producto. La consolidación del sector, el desarrollo del aprovisionamiento para tener producto durante los 12 meses del año, la adaptación de la política laboral que facilite el acceso a mano de obra y la simplificación regulatoria son factores estratégicos si queremos convertir a España en el hub de referencia en Europa”.
En este sentido, el Círculo de Empresarios propone una serie de actuaciones para favorecer el incremento de la productividad sectorial:
-Marco laboral: es imprescindible desarrollar instrumentos de contratación temporal que otorguen flexibilidad operativa, reflejando la estacionalidad del trabajo agrícola, sin menoscabar la protección social. Además, deben agilizarse los procedimientos para la contratación de trabajadores temporales. Por otro lado, la profesionalización de funciones directivas y técnicas mediante programas de formación especializados permitiría adoptar prácticas de gestión avanzadas que compensen parcialmente la escasez de trabajadores mediante ganancias de eficiencia.
-Marco fiscal: que incentive la inversión y el crecimiento de las empresas del sector.
-Ampliación de las líneas de financiación: para facilitar inversiones en sistemas de riego eficiente, instalaciones de energías renovables y modernización tecnológica de explotaciones y plataformas de comercialización.
-Gestión hídrica: la creciente escasez de agua exige un plan de riego eficiente con inversiones en tecnologías de reutilización y desalación, sensorización en tiempo real y modernización de infraestructuras obsoletas. La tarificación del agua debe reflejar su coste de oportunidad creciente para incentivar el uso eficiente. Es necesario extender a escala nacional aquellos modelos de gestión eficiente que ya han demostrado su eficacia en distintas regiones del país.
-Racionalización normativa: se debe acometer una racionalización normativa de fertilizantes, fitosanitarios y otros insumos, eliminando redundancias que generan costes de cumplimiento desproporcionados, especialmente para pequeñas explotaciones. Además, se eliminarían las barreras desincentivadoras que dificultan el acceso de las jóvenes generaciones que quieren incorporarse al mundo agrícola.










