El sector de la distribución alimentaria ha demostrado en los últimos años ser un pilar esencial para la economía y la sociedad españolas. Su papel durante crisis como la pandemia o los recientes episodios de tensión inflacionaria ha sido determinante para garantizar el suministro de alimentos y la estabilidad de los precios. En este contexto, DIA se consolida como una de las compañías clave del sector, gracias a un modelo de negocio basado en la proximidad, la eficiencia y la colaboración con productores y proveedores locales.
Con una red de más de 2.300 tiendas físicas distribuidas por todo el país, la enseña ha logrado situarse a escasos minutos de los hogares españoles, ofreciendo un modelo de compra ágil, accesible y de confianza. A esta capilaridad territorial se suma una estrategia omnicanal, que integra la tienda física con el canal online y permite al consumidor elegir libremente cómo y cuándo hacer su compra. La combinación de ambos formatos refuerza la presencia de la marca y la cercanía con el cliente, un valor cada vez más apreciado en un mercado marcado por la competencia y la sensibilidad al precio.
El éxito de DIA se apoya en una cadena de suministro robusta y colaborativa, que conecta a más de 1.000 proveedores nacionales con sus plataformas y tiendas. La compañía mantiene relaciones estables con agricultores, fabricantes, transportistas y transformadores, garantizando la trazabilidad, la calidad y la frescura del producto desde su origen hasta el lineal.
“Trabajamos con proveedores en todas las regiones de España, desde las conservas de Galicia hasta las pastas y arroces de Andalucía, para que el producto final refleje la riqueza y diversidad de nuestro país”, explica Manuel Jiménez, responsable de Compras de Alimentación Salada de Dia España, durante la jornada “El valor de la cercanía: construyendo juntos la alimentación de proximidad”. Esta estructura no solo permite optimizar la logística y asegurar el abastecimiento, sino que también refuerza la economía local y reduce la dependencia exterior.
Dia combina además la experiencia de grandes socios industriales con el impulso a pequeñas y medianas empresas locales, que encuentran en la cadena un canal estable para hacer llegar sus productos al consumidor. Esta relación de confianza a largo plazo es una de las bases de su posicionamiento competitivo.
“Queremos que el cliente perciba que estamos a su lado, que somos parte de su día a día”, subraya Jiménez. Ese propósito se refleja en su forma de operar, en la atención personalizada y en la cercanía de sus equipos.
La sostenibilidad, otro eje estratégico
La proximidad no solo define la red comercial de DIA, sino también su compromiso con la sostenibilidad y la economía local. El impacto económico del grupo supera los 7.000 millones de euros, con un efecto tractor que abarca la agricultura, la transformación, la logística y el transporte.
La compañía trabaja para reducir el desperdicio alimentario, mejorar la eficiencia energética de sus tiendas y plataformas, y optimizar el transporte con rutas más sostenibles. Su apuesta por productos de origen nacional y por proveedores de cercanía contribuye, además, a minimizar la huella de carbono y a reforzar el vínculo entre el consumidor y el territorio.
Esta visión sostenible se integra en toda la cadena de valor, desde el diseño del envase —buscando materiales reciclables y formatos que preserven mejor la frescura— hasta la formación continua de los equipos y la colaboración con asociaciones locales.
El equilibrio entre marca propia y marca nacional es otro de los rasgos distintivos de la enseña. DIA mantiene una proporción cercana al 50/50, lo que permite al cliente elegir entre referencias de fabricantes líderes y una marca propia que ha ganado notoriedad por su calidad y buena relación calidad-precio.
En los últimos años, la empresa ha impulsado una renovación profunda de su surtido, incorporando innovaciones orientadas al consumidor actual. Productos como los snacks saludables, sazonadores funcionales o frutos secos nacionales reflejan esta evolución. En el caso de la almendra natural, DIA apostó por proveedores españoles frente al tradicional origen californiano, priorizando el sabor, la frescura y la sostenibilidad.
La distribución, pilar esencial de la economía española
César Maurín, director de Digitalización, Innovación, Comercio e Infraestructuras de CEOE, señalaba, durante la jornada informativa, que la distribución alimentaria se ha consolidado como uno de los sectores más estratégicos y resilientes del tejido productivo español. Un sector que representa el 10% del PIB, da empleo a más de 2,5 millones de personas y continúa demostrando una capacidad de adaptación y eficiencia que lo sitúan entre los más avanzados de Europa.
España cuenta hoy con una de las cadenas de suministro más seguras y desarrolladas de Europa, donde la trazabilidad, la frescura y la sostenibilidad del producto se han convertido en señas de identidad. Sin embargo, la actividad se enfrenta a nuevos desafíos. Entre ellos, destaca el absentismo laboral, que según los últimos datos afecta a uno de cada cuatro trabajadores del sector que no van a trabajar los lunes, con un coste estimado de más de 1.000 millones de euros en 2024.
A este reto se suma la sobrerregulación. Un establecimiento que desee iniciar su actividad hoy debe cumplir con más de 3.000 normas de carácter europeo, nacional, autonómico y local, lo que genera una enorme carga burocrática. En el ámbito comunitario existen más de 4.000 normas en vigor relacionadas con el comercio, una complejidad normativa que ralentiza la inversión y la competitividad.
El déficit de talento especializado es otro de los grandes retos. El sector reclama perfiles con formación técnica, especialmente en digitalización y tecnología, ámbitos en los que España sigue por debajo de la media europea. La dificultad para atraer y retener profesionales cualificados afecta especialmente a las pequeñas empresas, limitando su capacidad de transformación y adaptación a las nuevas demandas del mercado.
Desde la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) se ha impulsado la Comisión de Competitividad, Comercio y Consumo, que trabaja para promover un marco más favorable y estable para el desarrollo de la actividad empresarial. El objetivo es reforzar la competitividad del sector, simplificar la regulación y asegurar la viabilidad del comercio de proximidad, esencial para el equilibrio económico y social del país.

Una cadena alimentaria más sostenible
La mesa redonda moderada por Pilar Hermida, directora de Comunicación y Sostenibilidad de Grupo Dia, reunió a representantes de Dia España, Mercasa, Central Lechera Asturiana y Nauterra para debatir sobre cómo la proximidad, la sostenibilidad y la innovación están transformando el modelo alimentario español.
Desde Dia, su responsable de Compras de Alimentación Salada destacó la importancia de la colaboración con los proveedores como punto de partida para ofrecer productos innovadores y de calidad. “Trabajamos mano a mano con ellos, alineando conocimiento, procesos y exigencias de calidad para anticipar tendencias y mejorar la experiencia de compra”, señaló. Jiménez subrayó que esta colaboración refuerza la confianza del consumidor y genera valor para las economías locales.
Rubén Hidalgo, de Central Lechera Asturiana, destacó el papel del modelo cooperativo en la innovación y el desarrollo rural, mientras que Vanessa Moreno, de Mercasa, puso en valor los canales cortos de comercialización y la eficiencia de su red de mercados mayoristas, que conecta a más de 3.100 empresas con los minoristas locales.
Por su parte, Mariví Sánchez, directora de Sostenibilidad y Comunicación de Nauterra, recordó que “el consumidor no solo busca cercanía física, sino también cercanía informativa”, destacando la importancia de la trazabilidad y la transparencia como factores de confianza.
En este contexto, Dia reafirma su compromiso con una alimentación de calidad, accesible y sostenible. “Nuestro objetivo es que el cliente encuentre en su tienda de barrio la misma confianza que en el productor local”, concluyó Jiménez.










