La Asociación Española del Aluminio (AEA) ha reclamado un mayor compromiso por parte de los actores para promover el uso del aluminio como alternativa al plástico y en beneficio de la economía circular.
En concreto, tal y como ha destacado Jon de Olabarria, secretario general de la Asociación, “somos muchos los actores y agentes que debemos mostrar un firme compromiso y encaminar nuestra actividad y nuestras acciones hacia tales objetivos. La industria del aluminio, a la que representamos en gran medida y que representa los intereses de más de 600 empresas del sector, lleva años manifestándose en esta dirección e intentando promover e incentivar el uso de este metal, que cumple con los requerimientos más exigentes y que tanta presencia tiene en nuestra vida cotidiana”.
Hoy en día el aluminio juega un papel estructural en multitud de otras actividades económicas importantes, tales como el transporte, el embalaje, la transmisión eléctrica y un largo etcétera, destaca Olabarria, que añade que “todas ellas, por mencionar algunas, requieren y consumen un aluminio que, sin duda, resulta mucho más eficiente, seguro y versátil que otros materiales alternativos, como el plástico, y que tan lejos quedan ya de poder asumir los principios rectores básicos de la Economía Circular a la que nos encaminamos”.
El secretario general explica que por ello, desde la AEA, entre otras acciones, “nos venimos sumando desde hace tiempo a las cada vez más frecuentes campañas contra el uso del PVC puestas en marcha desde distintas organizaciones ambientales y que, además, han sido recogidas por nuevas voces reputadas (la última la de la oceanógrafa estadounidense Sylvia Earle, Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2018) con el objetivo de activar la conciencia ciudadana en pro de la reducción de este material”.
Respecto a los beneficios que existen en este cambio de materiales, la organización recuerda que el aluminio es el tercer elemento más abundante en la corteza terrestre, después del oxígeno y el silicio y que el plástico, por el contrario, es un derivado del petróleo y el cloro y una única botella de este material necesita un cuarto de su volumen en petróleo para su fabricación.
Asimismo, detalla que una lata de aluminio tarda apenas 60 días en producirse, llenarse, distribuirse, consumirse y reciclarse en una lata nueva, lista para comenzar el proceso de nuevo con la misma calidad que al principio del ciclo y que este material es 95% reciclable sin merma de sus cualidades y la energía que precisa su proceso de reciclado apenas alcanza el 5% de la energía que fue necesaria para producir el metal inicial.