Según las previsiones, para esta campaña 2018/19 se cosecharán en España casi el doble de toneladas de Tango que en la anterior, esto es, unas 60.000 toneladas, lo que implica el 83% de la producción mediterránea. Este volumen también supone un 57% de la cosecha global, considerando la que se recolectó este verano en el hemisferio sur, unas 50.000 tonadas.
Así lo ha revelado un análisis realizado por Eurosemillas, que destaca que España es hoy ya el primer productor mediterráneo y el segundo mundial de esta mandarina tras EEUU, donde fue patentada seis años antes (en 2007) por la Universidad de California y donde más superficie hay plantada, aunque no se exporte a la UE.
Si en 2018 fue Andalucía la que acaparó mayor producción de este cítrico ‘seedless’, para 2019 será la Comunidad Valenciana la que, gracias a la entrada de nuevas plantaciones, tome la delantera. Así, la región sureña aportará 24.000 toneladas (el 40%), la valenciana otras 27.000 toneladas (45%), Murcia unas 8.000 toneladas y Cataluña 1.000 toneladas.
La distribución de la producción de Tang Gold (como está registrada en la UE) está rompiendo con la tradicional estructura de la citricultura española, en la que el protagonismo de las clementinas y mandarinas lo ha tenido la región valenciana. En el caso de Tango, este liderazgo es compartido con Andalucía. Esta diversificación geográfica, para el caso del mercado doméstico, también facilita cumplir con los criterios de “kilómetro cero” que viene promocionando la distribución española, explica Eursemillas, cuya marca Tango Fruit, ha alineado su variedad con la demanda de la gran distribución europea, que viene insistiendo en valorizar ante el consumidor el respeto al medioambiente e impulsar una producción más ecológica, tendente al “residuo cero”.
Al contrario que la mayor parte de mandarinas tardías, Tango no tiene semillas y gracias a ello se evitan los tratamientos para alejar o matar a estos insectos en época de floración, se ahorra también a los agricultores el tener que instalar costosas mallas para dificultar su acceso a las plantaciones o tener que localizar explotaciones aisladas de otras fincas de cítricos para impedir así la polinización cruzada que provoca la temida pepita en el fruto.
El resultado de la apuesta por Tango es que, al no afectar a las abejas, potencia la polinización de muchos cítricos y de otros muchos frutales que sí la necesitan para mejorar el cuajado (transformación de la flor en fruto). De esta manera, además, se generan nuevos ahorros en el uso de fitorreguladores que, como los insecticidas contra las abejas, también pueden generar residuos.
“Queremos dirigirnos al consumidor para poner en valor ése doble carácter de sostenibilidad en lo medioambiental y en lo económico de nuestra variedad”, destaca Juan José de Dios, director de Tango Fruit. “Tango ha demostrado ya ser una mandarina global, rentable para todos los eslabones de la cadena, en la que las producciones de los dos hemisferios se complementan. Pretendemos también ser los primeros en evidenciar que el mercado va a exigir que las propias variedades con independencia de su sistema de producción-puedan tener un valor ecológico añadido”, señala el ejecutivo de esta marca.
Asimismo, si el pasado año se informó de que, con arreglo a los volúmenes disponibles entonces, se estaba en condiciones de mantener el suministro regular de Tango a las cadenas de distribución durante ocho meses, ahora se confía en llegar casi a los 10 meses al año. “Se está evidenciado que las mandarinas del hemisferio sur están ganando terreno a las clementinas precoces locales pero de igual manera, mandarinas españolas como Tango se impondrán al final de temporada a las clementinas del cono sur. El calendario comercial, simplemente, se está desplazando”, advierte De Dios, quien concluye que tal cosa puede suponer “una oportunidad para los exportadores, que ahora también pueden trabajar como planificadores de campañas”.