El director general de la OIV, Jean-Marie Aurand, ha presentado en la sede de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) el informe de coyuntura que recoge el potencial de producción vitícola, el balance de la cosecha y la situación del mercado y el comercio internacional en 2017.
Así, el pasado año el crecimiento del viñedo chino ralentizó su evolución, mientras que el tamaño de los viñedos turco y español se redujo. En Europa, únicamente aumentó el viñedo italiano. Con casi un millón de hectáreas de viñedo, España siguió a la cabeza en cuanto a superficies cultivadas, por delante de China y Francia.
La producción mundial de vino (excluidos zumos y mostos) alcanzó, en 2017, los 250 millones de hectolitros, lo que supone un retroceso del 8,6 % con respecto a la producción de 2016. Esta cifra es “históricamente baja”, destacó Aurand, y hay que remontarse a antes de los años 2000 para encontrar cifras como ésta.
Italia, con 42,5 millones de hectolitros se afianzó como primer productor mundial, seguido de Francia, con 36,7 millones de hectolitros y España con 32,1 millones de hectolitros. El nivel de producción siguió siendo elevado en los Estados Unidos, con 23,3 millones de hectolitros y en Australia con 13,7 millones de hectolitros.
En Sudamérica, después de la cosecha de 2016, que se vio muy afectada por El Niño, la producción vinícola evolucionó de forma diferente. A pesar de que Argentina (11,8 millones de hectolitros) y Brasil (3,4 millones de hectolitros) evolucionaron con respecto a 2016 y alcanzaron sus valores medios, la producción chilena se redujo por segundo año consecutivo y solo alcanzó los 9,5 millones de hectolitros. El nivel de producción de Sudáfrica se estabilizó en 10,8 millones de hectolitros, lo que supone un aumento del 2,6 % con respecto a 2016.
En cuanto al consumo, en 2017, este se evaluó en 243 millones de hectolitros, por lo que aumentó ligeramente con respecto al año anterior. Tras la reducción derivada de la crisis económica de 2008-2009, el consumo mundial del vino adquirió una tendencia positiva que se observa desde 2014.
Con un consumo total de 32,6 millones de hectolitros de vino en 2017, los Estados Unidos se afianzaron como primer consumidor mundial desde 2011, seguidos de Francia (27 millones de hectolitros), Italia (22,6 millones de hectolitros), Alemania (20,2 millones de hectolitros) y China (17,9 millones de hectolitros).
El retroceso del consumo en los países históricamente consumidores (Francia, Italia y España) pareció estabilizarse, mientras que el consumo en los Estados Unidos, China y Australia pareció seguir creciendo.
En cuanto al comercio internacional del vino, éste aumentó en un 3,4 % en volumen (108 millones de hectolitros) y siguió creciendo en valor, hasta alcanzar los 30.400 millones de euros, lo que supone un aumento del 4,8 % con respecto a 2016. Dicho aumento guarda una estrecha relación con el crecimiento de la exportación de los vinos espumosos (aumento del 11,2 % en volumen y del 8,9 % en valor con respecto a 2016). Estas cifras confirman el crecimiento de la internacionalización del mercado del vino.
Por último, respecto a las primeras estimaciones de la cosecha de 2018 en el hemisferio sur, el informe revela que en 2017 el nivel de producción se mantuvo estable en el hemisferio sur (52,7 millones de hectolitros). Esta aparente estabilidad es el resultado de distintos tipos de cambios: a pesar de que las previsiones para Argentina, Chile, Nueva Zelanda y Uruguay son positivas, en 2018, la producción de vinos de Sudáfrica (muy afectada por la sequía), Australia y Brasil será inferior a la de 2017.